Poco más de 24 horas pasaron desde la emotiva carta de Sebastián Vega, donde abría su corazón y contaba su verdad. El jugador de Gimnasia y Esgrima de Comodoro Rivadavia escribió de puño y letra la situación de sacarse un peso de encima, declarar públicamente su orientación sexual y abrirle el camino a futuras generaciones para que logren la aceptación necesaria y puedan sentirse libres con sus elecciones.

Hoy, en UcU Radio, el nacido en Gualeguaychú contó cómo vivió las repercusiones de esta carta, que fue contestada hasta por Juan Pablo Sorín, cómo fue el proceso de la escritura y, sobre todo, el camino del conocimiento a sí mismo, que lo llevó a la aceptación.

Escuchá la nota completa con Sebastián Vega:

Estoy un poco alborotado, con un montón de cosas y con esta bomba que pasó. Es algo importante para mi, es lograr un cambio y un quiebre con algo que me estaba pasando y creo que lo logré.

La verdad es que sabíamos que esto podía tener mucha repercusión, lo habíamos hablado en el club. Los días previos tenía mucho miedo, no podía dormir, estaba nervioso, tenía mucho miedo a la exposición. Después de publicar la carta me fui a kinesiología, porque mi vida sigue igual. Cuando volví a casa, me pegué una ducha y fue como «wow», me siento mucho más tranquilo, aliviado y en paz. Hoy me siento como me quería sentir, y me explotaba el corazón de alegría. Recibí mucho apoyo de todo el ambiente. Fue hermoso. Este día va a quedar por siempre guardado.

Obviamente que tenía mucho miedo. No me gusta la exposición, pero realmente estoy feliz. Como dice la carta, es cerrar un ciclo en mi vida. El proceso fue con mi familia, mis amigos. Ellos son el apoyo de todos los días. Después comencé a animarme con el ambiente. Creo que un tema más profundo es que esto no debería ser noticia y no debería pasar. Desde mi lugar público, es aportar mi granito de arena a que esto empiece a pasar y que al corto plazo deje de ser noticia.

Germán Beder me ayudó con esto, y estoy agradecido porque me dio una mano importante. Cuando le pido ayuda a él me pidió que le cuente mi historia, por lo que se enteró como todos, y la carta la escribí yo, es puño y letra. Me senté a recordar cada situación y cada momento de este proceso. Al tiempo me pregunté cuál era el objetivo de todo esto.

La temporada que salimos campeones terminé jugando con mucho dolor. Ahí empecé a hacer terapia y fue un proceso de decir en que algo estaba mal y necesitaba cambiarlo por mi. Creo que es descubrirse aceptar que uno no está haciendo nada malo, que el amor es amor en la forma que sea y eso es lo más importante. Mientras uno no haga daño, es amor. Es un camino que lleva lágrimas, frustración mucho miedo, pero al final del camino es hermoso y vale la pena atravesarlo porque hoy puedo decir que estoy feliz.

Creo que cuando empezó a pasar todo esto, un amigo me dijo que lo haga público y ahí me cayó la ficha de que tenía razón. Lo que más me ayudó para tomar la decisión fue hablar con mi familia. Es una exposición a la que ellos no están acostumbrados, y no es fácil, necesitaba su apoyo y sin dudar me la dieron en todo momento. No se si de otra forma lo hubiera llevado adelante.

Mis temores más grandes como profesional era quedarme sin equipo, no poder seguir jugando al básquet, que es lo que más amo porque quizás se pensaba que no podía separar una cosa de la otra o que yo iba a cambiar. También las hinchadas, lo que podían llegar a decir, pero qué me pueden gritar, ¿que soy puto?
Y, yo lo hice público, no hay novedad. Mi miedo más grande siempre es que me lastimen.

Creo que la carta describe exactamente el mensaje que quiero decir, pero algo que siempre destaco es que el deporte debe ser inclusivo y no excluyente. Durante muchos años me pasó que quise dejar de jugar porque no podía con esto, buscaba alguien que haya vivido una situación similar y que me diga que no pasaba nada. Ojalá que esto ayude de impulso, que más gente sea valiente y que sea el primer paso para romper con un montón de cosas que le hacen mal a la gente.

Es mucho todo, ayer le conté a alguien que me escribió Juan Pablo Sorín y no me creían. Me impactó mucho el apoyo de todo el ambiente. Estoy eternamente agradecido. Ese es el camino a una sociedad donde podamos evolucionar desde el amor, que cada uno pueda ser libre y feliz sin lastimar al otro. Muchas personas me escribieron identificándose y eso me emociona.

El sufrimiento de uno va en silencio. Lamentablemente el deporte es muy machista y tenemos que crear conciencia de que las cosas se tienen que tomar con naturalidad. En el vestuario, que era uno de mis miedos, no cambió nada. Son detalles que van cambiando. Quizás a veces un chiste me hacían mal, y sufría en silencio. De ahí uno va rompiendo estructuras en mí, en mi familia, en el básquet. Y Creo que uno va creando consciencia en uno y en mis compañeros. Yo estoy aprendiendo de ellos y ellos de mi, pero la realidad es que lo tomaron con mucha naturalidad. Solo quiero estar tranquilo y no llevar ninguna mochila.

Creo que cuando uno se siente bien con uno mismo y está tranquilo puede explotar mejor, estás con más seguridad y confianza. Quiero poder disfrutar de lo que hago sin ninguna carga, después jugar mejor o peor son situaciones de juego, se tienen mejores días que otros. Lo que sí puedo asegurar es que voy a estar más tranquilo y que voy a seguir dando todo como lo hice con cada una de las camisetas.