New York Knicks se consagró campeón de la Copa NBA tras vencer a San Antonio Spurs por 124-113 en la final disputada en Las Vegas. En un partido que tuvo a los Spurs al frente durante largos tramos, el equipo neoyorquino cambió la historia con un cierre dominante y levantó su primer título en esta nueva competencia, cortando además una sequía simbólica de 52 años sin celebrar un trofeo oficial.
El goleador fue OG Anunoby, autor de 28 puntos, pero la figura por escándalo fue Jalen Brunson, que sumó 25 unidades y además fue elegido MVP del torneo. New York mostró carácter en el momento decisivo y respondió cuando el partido parecía escaparse.
Un partido cuesta arriba para New York
San Antonio controló el ritmo durante gran parte del encuentro. Con sus jovenes estrellas, los Spurs lograron incomodar a los Knicks y llegaron a manejar ventajas cortas pero constantes. Harper fue el máximo anotador del equipo texano con 21 puntos, mientras que Wembanyama aportó 18 en una noche emocionalmente muy dura para él.
El dominio de los Spurs se sostuvo hasta bien entrado el tercer cuarto. Sin embargo, New York empezó a cambiar la dinámica con una mayor agresividad defensiva y un control absoluto del rebote.
El quiebre del partido y un último cuarto demoledor
El punto de inflexión llegó con una racha de 13-1 de los Knicks entre el cierre del tercer cuarto y el inicio del último. Ese parcial les permitió pasar al frente 100-95 y no volver a mirar atrás.
New York impuso condiciones cerca del aro, ganó la batalla física y castigó cada error rival. Terminó el partido con una clara ventaja en rebotes (59-42) y en puntos en la pintura (56-44). Mitchell Robinson fue clave en ese aspecto, con 15 rebotes en solo 18 minutos, 10 de ellos ofensivos.
Incluso con Karl-Anthony Towns limitado por una molestia en la pantorrilla, los Knicks encontraron respuestas colectivas y cerraron el partido con autoridad.
Un título que refuerza la ambición
La consagración no solo dejó un trofeo. Cada jugador del plantel recibió un premio económico importante y, sobre todo, una inyección de confianza para un equipo que apunta alto en el Este. Brunson, Josh Hart y Mikal Bridges, todos con experiencia ganadora desde su etapa universitaria, lideran un grupo que empieza a validar sus aspiraciones.
El partido no cuenta para la tabla de posiciones, por lo que ambos equipos continúan con récord 18-7 en sus respectivas conferencias. Aun así, llegar a la final vuelve a colocar a Knicks y Spurs en una lista que, en ediciones anteriores, siempre terminó con presencia en playoffs.
Jalen Brunson demostró por qué es el lider de este plantel que aspira a cosas grandes esta temporada, ya que al recibir su premio a MVP del torneo, se tomó un momento para destacar a todos sus compañeros, especialmente a los que fueron claves para que el partido se lo terminen llevando los Kniks. Unas palabras por parte del capitán que demuestran unión y que todos están unidos detrás de un mismo objetivo: poner a los Knicks en lo más alto.
Los Knicks celebraron en Las Vegas. No es el anillo de la NBA, pero sí un título que puede marcar un antes y un después en una franquicia que empieza a sentirse nuevamente protagonista.
El costado humano de la final
Más allá del juego, la imagen de la noche fue la de Victor Wembanyama, quien rompió en llanto en la conferencia de prensa al revelar que había sufrido la pérdida de un ser querido antes de la final. A pesar del golpe emocional, decidió jugar y competir, en un gesto que fue reconocido incluso por sus rivales.
FOTO: Knicks





