Tras la eliminación de Minnesota en las semifinales ante Phoenix Mercury, Napheesa Collier habló en el último día de atención a la prensa de su equipo. Pero no fue una declaración más, la jugadora de la selección estadounidense cargó contra la Comisionada Cathy Engelbert y la plana mayor de la WNBA.

La ganadora del MVP Defensivo del 2024 leyó el texto preparado con anterioridad con frialdad, pero haciendo énfasis en cada uno de los detalles del mismo. No es el dinero, no es el público creciente de la competencia, no son los jueces tan abiertamente cuestionados; son las formas en la que la liga decide, hace y deshace sobre las verdaderas protagonistas.

Collier llegó a la conferencia con la misma bota que tuvo puesta durante el cuarto juego de la serie ante Phoenix luego de haberse lesionado en el cierre del tercer partido, día en el que su entrenadora Cheryl Reeve explotó contra el arbitraje, pero también sobre la Comisionada y quienes dirigen la WNBA.

¿Qué dijo Napheesa? Esta es la traducción completa.

«Gracias a todos por su tiempo hoy. He preparado una declaración que me gustaría hacer antes de responder cualquier pregunta. Bien, primero que nada, quiero felicitar a Mercury por haber llegado a las finales. Y quiero dejar algo claro: esta conversación no se trata de ganar o perder. Se trata de algo mucho más grande.

La verdadera amenaza para nuestra liga no es el dinero. No son los índices de audiencia, ni siquiera las faltas no cobradas o el juego físico. Es la falta de responsabilidad por parte de la oficina de la liga. Desde que estoy en la liga, han escuchado las constantes preocupaciones sobre el arbitraje y ahora ha alcanzado niveles de inconsistencia que afectan a nuestro deporte y socavan la integridad con la que funciona. Que a la liga le importe la salud de las jugadoras es una cosa, pero que además no le importe el producto que ponemos en la cancha es, en verdad, un autosabotaje. Año tras año, lo único que se mantiene constante es la falta de responsabilidad de nuestros líderes.

(…) La liga tiene una palabra de moda que ha usado como argumento en el CBA para explicar por qué no pueden pagar a las jugadoras lo que valemos. Esa palabra es “sostenibilidad”. Pero lo que realmente es insostenible es mantener un buen producto en la cancha mientras se permite que los árbitros pierdan el control de los partidos. Los aficionados lo ven cada noche. Los entrenadores, tanto ganando como perdiendo, lo señalan cada noche en las conferencias previas y posteriores a los partidos. Sin embargo, el liderazgo simplemente impone multas y mira hacia otro lado. Ignoran los problemas que todos dentro del juego suplican que se arreglen. Eso es negligencia.

En Unrivaled, este febrero pasado, me senté frente a Cathy (Engelbert) y le pregunté cómo planeaba abordar los problemas de arbitraje en nuestra liga. Su respuesta fue: “Bueno, solo los perdedores se quejan de los árbitros”. También le pregunté cómo planeaba solucionar el hecho de que jugadoras como Caitlin, Angel y Paige, que claramente generan enormes ingresos para la liga, ganan tan poco en sus primeros cuatro años. Su respuesta fue: “Caitlin debería estar agradecida de ganar 16 millones fuera de la cancha, porque sin la plataforma que la WNBA le da, no ganaría nada”. Y en esa misma conversación me dijo que las jugadoras deberíamos estar de rodillas agradeciendo nuestra buena suerte por el acuerdo televisivo que ella consiguió. Esa es la mentalidad que dirige nuestra liga desde arriba.

Nosotras batallamos cada día para proteger un escudo que no nos valora. La liga cree que tiene éxito a pesar de sus jugadoras, no gracias a ellas. Yo tengo el privilegio de ver a mi esposo dirigir una liga en la que debe equilibrar cientos de cosas a la vez. No voy a fingir que es un trabajo fácil, pero aun con todo eso en su mesa, siempre se toma el tiempo de acercarse a las jugadoras cuando ve una lesión, ya sea en Unrivaled o incluso durante la temporada de la WNBA. Eso es lo que significa liderazgo. Es el elemento humano, es la integridad básica, y es lo mínimo que debería representar cualquier líder.

Este mismo año he recibido llamadas, mensajes y buenos deseos de tantas jugadoras de toda la liga. Esos momentos me recuerdan que, a veces, hay cosas más grandes que los resultados del juego que jugamos. ¿Pero saben de quién no he tenido noticias? De Cathy. Ni una llamada, ni un mensaje. En su lugar, el único contacto vino de su mano derecha diciéndole a mi agente que ella no cree que el juego físico esté contribuyendo a las lesiones. Eso es exasperante, y es el ejemplo perfecto del enfoque sordo y despectivo que nuestros líderes parecen tener siempre.

Finalmente me cansé. Durante demasiado tiempo intenté tener estas conversaciones en privado, pero está claro que no hay intención de reconocer que existe un problema. La liga ha dejado claro que no se trata de innovación, no se trata de colaboración. Se trata de control y poder. Me he ganado esta plataforma y he pagado el precio para llegar aquí, y ahora tengo la responsabilidad de hablar en nombre de los aficionados y de todos en esta liga que merecen algo mejor.

La respuesta de nuestro liderazgo a ser responsabilizado es acallar las voces de todos imponiendo multas. No me preocupa una multa. Me preocupa el futuro de nuestro deporte. En algún momento, todos merecen escuchar la verdad de alguien que, espero, se haya ganado el beneficio de la duda para luchar por lo que es justo y correcto para nuestras atletas y nuestros aficionados.

Tenemos a las mejores jugadoras del mundo. Tenemos a los mejores aficionados del mundo. Pero ahora mismo tenemos al peor liderazgo del mundo. Si no supiera exactamente lo que implica este trabajo, tal vez no me sentiría así. Pero, desafortunadamente para ellos, sí lo sé. Servimos a una liga que ha demostrado que cree que los entrenadores campeones y las jugadoras del Salón de la Fama son prescindibles. Y eso está bien, es deporte profesional. Pero no voy a quedarme en silencio permitiendo que se apliquen diferentes estándares a nivel de la liga.

Gracias.»