Wilt Chamberlain es el mejor anotador en la historia de la NBA. Posee el récord de la mayor anotación en un partido con 100 puntos, promedió por encima de los 50 en una temporada y es dueño de una gran cantidad de encuentros en los que terminó por encima de los 60, una cifra que hoy en día es noticia si alguna de las estrellas la alcanza.



Sin embargo, el 27 de marzo de 1973, cuando se acercaba el retiro de esta leyenda de la liga estadounidense, en 46 minutos de juego decidió no meter un solo tanto y se dedicó a bajar rebotes, catorce en total, una cifra que sí se acerca a los números regulares de quien por ese entonces estaba en los Lakers. De hecho, no tiró una sola vez al aro ni fue a la línea de libres, por lo que Chamberlain evidentemente decidió irse de ese partido sin convertir. Increíblemente, su equipo cayó por 85 a 84 ante los Bucks de Kareem y Robertson.

Si uno repasa las cifras de este gigante anotador, puede ver que a partir de la década del ’70 sus promedios de puntos empezaron a bajar y mantuvo la media de rebotes y asistencias, aunque en este último apartado no era el especialista de los equipos que integró. Más allá del bajo nivel anotador, lo que era seguro era que cada vez elegía mejor los tiros: lideró a la liga en sus dos últimos años en porcentaje de tiros de campo (64.9% en la anteúltima y 72.7% en la última).

Mencionamos que su nivel como rebotero no tuvo una caída tan pronunciada como la de anotación y hay que explicar por qué. Al igual que en tiros de campo, Chamberlain lideró en la media de rebotes por juego en las últimas tres temporadas que disputó: 18.2 en la 70/71, 19.2 en la 71/72 y 18.3 en la 72/73. Si bien estaba por debajo de los 27 que lograba en sus primeros años, demuestra a las claras que en la pintura todavía nadie le ganaba.

Lo increíble de esta anécdota es que en el juego siguiente sucedió algo similar, aunque en esa oportunidad sí se fue habiendo sumado en el electrónico para sus Lakers. Convirtió un solo punto en la visita a los Warriors, producto de un libre encestado de dos lanzados, y erró el único tiro de campo que tomó. ¿Otra conspiración para cerrar la etapa regular con un goleo ínfimo? Quizás, porque bajó 18 rebotes y repartió 9 asistencias. Una muestra más de que, en el buen sentido, Chamberlain hacía lo que quería dentro de las canchas.

Nota: Emiliano Iriondo / Twitter: @emi_iriondo