Conforme pasa el tiempo, los jugadores de básquetbol, especialmente en el máximo nivel mundial, adquieren diversas herramientas. La evolución no sólo es física y corren y saltan cada vez más; también manejan mejor la pelota, cuentan con mejor visión de campo, pueden defender indistintamente a un guardia o a un interno, y son tan eficaces desde más allá de la línea de tres puntos como entrando furiosamente a canasta.
Lo que hoy parece novedoso, especialmente en los jugadores internos, hace muchos años era una quimera. Y fue un “era” hasta la llegada de Arvydas Sabonis.

El 19 de Diciembre de 1964 nació Arvydas Sabonis en Kaunas, Lituania (por aquel entonces, una de las 15 naciones que formaba parte de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas). Un jugador de 2.21m de altura, reconocido como uno de los mejores jugadores europeos, y quién podría haberse convertido tal vez en uno de los mejores pivots del mundo. Comenzó jugando al básquetbol en su ciudad natal a los 13 años, y para cuando cumplió 15 ya formaba parte de la categoría junior de la Selección Nacional de la URSS.
En 1981, con 17 años, empezó a jugar en el Zalgiris Kaunas, equipo donde tuvo su debut profesional y al cual lideró por 8 temporadas, ganando 3 campeonatos consecutivos en la liga soviética. Ya en 1982 integró el equipo de la URSS que ganó el Mundial de Baloncesto de Colombia, y de ahí en adelante empezaron los éxitos: bronce en el Europeo de 1983 y oro en el Europeo de 1985.

Las actuaciones de Sabonis no sólo impresionaban a los aficionados del básquet; la NBA también lo tenía en la mira, y así fue que en 1985 los Atlanta Hawks lo eligieron en el draft en cuarta ronda, pero al ser menor de 21 años no pudo concretarse dicha contratación. Al año siguiente, fue elegido en primera ronda por los Portland Trail Blazers, pero acá jugó en contra la situación política que se estaba atravesando entre la Unión Soviética y los Estados Unidos. Los momentos finales de la Guerra Fría hicieron que se le niege la posibilidad de poder ir a jugar a Estados Unidos, y la URSS no iba a permitir que su estrella del básquetbol juegue en la liga del enemigo.
En medio de los conflictos políticos, se disputó la final del Mundial de Básquet de España contra los Estados Unidos, donde la URSS fue derrotada, consiguiendo la medalla de plata.
Al finalizar la temporada, otro golpe, de otra índole, iba a recaer en “Sabas”: la ruptura del tendón de Aquiles, una lesión que lo iba a acompañar durante toda su carrera y que lo llevó a modificar su estilo de juego, volviéndose un mayor asistidor, con tiro exterior y mucho más inteligente.
Antes de una recuperación completa y tras varios meses de inactividad, Sabonis fue convocado por la Selección Nacional para disputar los Juegos Olímpicos de Séul de 1988, en donde llevó a su equipo a ganar el oro eliminando a los Estados Unidos en semifinales y a Yugoslavia en la final. Si bien tuvo un gran nivel a pesar de las molestias, algunos problemas perduraban.

(FOTO: basketvalles.com)

En 1989 se le permitió salir de su país, pero nadie pensaba que pudiera tener un buen nivel tras su lesión. Sabonis firmó por tres temporadas con el Fórum Valladolid (actual Club Baloncesto Valladolid, España) en donde, con la ayuda de los médicos, logró llegar a un gran nivel, aunque no tan alto como el previo a su dolencia. Tan buen nivel logró que fue fichado por Real Madrid. Un mes antes de debutar en la Casa Blanca se disputaron en Barcelona los Juegos Olímpicos, en donde obtuvo la medalla de bronce representando ya a Lituania.

(FOTO: basketvalles.com)

La llegada de Sabas a Real Madrid (entidad que buscaba insistentemente su octava Euroliga tras 13 años sin éxitos en el máximo nivel continental) implicó el armado de un nuevo equipo, un nuevo proyecto en base a él. Y sin dudas dio sus frutos rápidamente: el equipo de Sabonis logró ganar dos Ligas ACB, una Euroliga y una Copa del Rey, todo en tan sólo tres temporadas. Si bien el Real Madrid hizo todo para que se quede quien ya se había convertido en un ídolo, la NBA pudo más y es así que con 30 años de edad, Sabonis arribó a Portland para jugar en los Trail Blazers.
Luego de aquella lesión que tantas limitaciones le trajo, nadie pensaba que Sabas conquistaría la NBA. Estuvo durante 6 temporadas, promediando 26 minutos por partido, 13 puntos, 8 rebotes, 2 asistencias y 1 tapa, siendo la temporada más destacada la 97/98 donde llegó a jugar 30 minutos, con medias de 17 puntos, 10 rebotes y 3 pases gol. Fue en la temporada del 99/00 en donde los Blazers estuvieron a punto de llegar a pelear por el anillo, pero en finales de Conferencia Oeste los Lakers de Kobe y Shaq pudieron más en aquel séptimo partido.

En el 2001, decidió volver a Zalgiris Kaunas pero sin jugar ya que su objetivo fue recuperarse de las lesiones. Pero en la temporada siguiente, Portland lo esperaba para un último año en la NBA, y ahí estuvo, a pesar de sus limitaciones.
El “Gigante del Este”, tal como lo solían llamar, decidió terminar su carrera en casa: jugó una última temporada en el Zalgiris Kaunas con 39 años, consiguiendo el MVP de la fase regular, siendo parte del top 16 de la Euroliga y elegido en el quinteto ideal.
La gran historia de Arvydas Sabonis, condicionada no sólo por su lesión sino también por aquellos conflictos políticos entre la URSS y los Estados Unidos, nos lleva a pensar qué hubiese sido de él si arribaba a la NBA en el año 1986 y no en 1995, o hasta dónde hubiese llegado de no tener aquella lesión que lo molestó para el resto de su carrera ¿Estaríamos hablando de uno de los mejores jugadores de la historia? Probablemente sí.

Noelia Cvitanovic | @nochudeleste
Edición: Javier Juarez | @javierdm101