En el calendario histórico de cualquier hincha de Atenas debe haber fechas marcadas con una fibra roja vibrante, como días para celebrar los momentos más felices. El 17 de abril, día que se fundó el club, el 13 de mayo, día que Marcelo Milanesio colgó las zapatillas luego de obtener su último título en el club, el 16 de octubre, como el día que le ganó a la Benetton Treviso en el Open McDonalds… Sin lugar a dudas, el 24 de mayo tiene que estar en esa lista de días históricos para el griego. Porque, un día como hoy, Atenas consiguió dos de sus títulos de Liga Nacional más significativos, ambos en condición de visitante. El primero, en 1998, ante Boca en el mítico Luna Park, siendo el primer equipo en la Liga Nacional que lograba barrer una final 4 a 0, en formato de siete partidos. El segundo, 11 años después, en el 2009, ante Peñarol de Mar del Plata en el Polideportivo Islas Malvinas, siendo éste el último título que consiguió el equipo Cordobés.

Pero repasemos la historia de cada uno, para notar que cada uno de los campeonatos tiene un par de similitudes.

El año 1997 había sido fructífero para la institución, se había consagrado campeón de la Liga Sudamericana y había disputado el Open McDonalds, donde terminó en tercer lugar tras superar a la Benetton Treviso y al Paris S. Germain. Pero a pesar de esto, pocos en Barrio General Bustos se sacaban de la cabeza la realidad: el verde no levantaba una copa en la Liga Nacional desde 1992. Cinco años de sequía fueron la previa a uno de los equipos que es considerado, hasta hoy, como uno de los mejores de la historia de nuestra máxima competencia. El escenario no era fácil, muchos clubes se habían reforzado y la lucha por el máximo trofeo era feroz. Atenas logró un total de 51 puntos en la fase regular de la competencia, obteniendo de esta forma el primer lugar en la tabla de posiciones, lo escoltaron Boca Jrs. (50pts), Independiente de Pico (46.5pts) y Estudiantes de Bahía Blanca (45.5pts), siendo los equipos que clasificaron a cuartos de final de forma directa.

Tras una fase de reclasificación entre ocho equipos, el primer rival de Atenas en Playoffs fue Olimpia de Venado Tuerto, que puso al griego en jaque, a un partido de quedar eliminado de la competencia, a pesar de tener la ventaja de localía. Con Alejandro Montecchia, Leonardo Gutierrez y Devin Scott entre sus filas, los santafesinos tuvieron el match point y podrían haber liquidado la serie en casa, pero una lesión del base bahiense y una remontada cordobesa sellaron el 2-2, con todo para definir en Córdoba. En casa, los de Barrio General Bustos no dejaron pasar la oportunidad y lograron la clasificación a las semifinales de la competencia.

Es importante señalar que, mientras todo esto pasaba, los dirigidos por Rubén Magnano debían afrontar otro desafío: La Liga Sudamericana. Debido a un mal planeamiento del fixture, los equipos argentinos se encontraban disputando la definición de ambos torneos, de forma simultánea. Debido a la sequía que sufría el equipo en el torneo nacional, dejaron al cotejo internacional en un segundo plano, lo que fue aprovechado por los más jóvenes, que fueron los elegidos por Rubén Magnano para defender los colores. Bruno Labaque, Gabriel Riofrío, Andrés Pelussi y Leandro Palladino fueron los artilleros que se encargaron de depositar al griego en la final del torneo, donde enfrentaría al Franca.

En semifinales de la Liga Nacional, el conjunto cordobés enfrentó a Estudiantes de Bahía Blanca, con un joven Emanuel Ginóbili entre sus filas, que estaba disputando, sin saberlo, sus últimos partidos en la competencia. Si bien el trámite pareció fácil en los primeros dos juegos en el Polideportivo Cerutti (116-98 y 103-87), la cosa se puso chiva en el Osvaldo Casanova, pero una actuación impresionante de Oberto, bajo la conducción de Milanesio y Campana, lograron dar vuelta la balanza, con un ajustado 92 -87, Atenas Barrió la serie y clasificó a la final. Lo esperaba Boca, rival que había dejado en el camino en el torneo internacional, venciendo 2-1, con desventaja de localía.

El 8 de mayo inició la final de la Liga Sudamericana, en el Polideportivo Carlos Cerutti. Allí, Atenas se impuso 68 a 62 en el primer partido, con 18 puntos de Edwards, 14 de Palladino y 11 de Marcelo Milanesio. La historia se mudó a Brasil, donde se disputarían los próximos dos partidos, de ser necesario. Una vez más, Fabricio Oberto fue determinante en el griego, anotando 26 puntos. A pocos segundos del cierre, un triple de Chui (sus únicos tres puntos en el partido) puso el marcador en tablas 75 a 75. Una salida rápida de Atenas, que aprovechó los festejos del rival, le permitió dejar solo a Steve Edwards, que clavó un bombazo de la esquina. Chicharra. Final. 78-75. El griego era, nuevamente, campeón Sudamericano.

Pero no había tiempo para festejar. Era 12 de mayo. A solo cinco días de dar inicio a una nueva final de Liga Nacional. ¿Se lo imaginan en la actualidad? La sed de los cordobeses se vio venir. Muchos años después, protagonistas de esa serie hablaron de Atenas como “un equipo extranjero, de otro nivel”. Sacando el juego 1, la serie final fue un monólogo cordobés, una fiesta que inició en el Polideportivo Carlos Cerutti y se mudó al mítico Luna Park, escenario de grandes luchas y el lugar que vio a la Selección de 1950 consagrarse campeona mundial. El 17 de mayo inició la acción con un ajustado 89-87. Ya en el segundo partido, los dirigidos por Rubén Magnano fueron contundentes con un 103-88. Ya en Buenos Aires, Atenas selló el Match Point 96-87. Todo podía definirse en el cuarto partido… y así fue. Ese juego, sin lugar a dudas, fue uno de los mejores que los cordobeses tuvieron en su historia. Con un tercer cuarto descomunal, y un Fabricio Oberto despidiéndose de la liga con, nada más y nada menos, que 37 puntos. El marcador final, 111-90. 4.000 cordobeses bailaron en las tribunas al ritmo de Rubén Magnano, que fue el director de una orquesta. Arriba del aro, Milanesio se abraza con Campana. Atenas logró un nuevo título. El quinto en su historia liguera, lo que le permitió adjudicarse el trofeo León Najnudel. Además, fue el primer equipo en barrer una serie en el formato a finales de siete partidos. En menos de dos semanas, el griego había levantado dos trofeos, y volvía a lo más alto del básquet nacional. El conteo de Marcelo Milanesio en mitad de la cancha y el relato de la final, es, sin lugar a dudas, una de las imágenes más icónicas de la historia de nuestra competencia.

En el año 2009, se había dado una situación similar a la que Atenas vivió en 1998. El máximo campeón de la Liga Nacional volvía a tener una sequía. Su último título databa del 2003. Muchas dudas, muchos equipos que no llegaron a lo más alto, las idas y vuelta y los rumores que empezaban a rondar en la cabeza de los dirigentes. Hasta que un día llegó el bombazo. Atenas confirmaba la vuelta de Rubén Magnano y Leonardo Gutierrez al club. El máximo entrenador campeón y la máxima figura de la Liga Nacional volvían a juntarse.

A los dos nombres fuertes, se le sumaron Juan Manuel Locatelli, Andre Laws, Djibril Kanté, Diego Osella, Cristian Romero, Federico Ferrini, Juan Pablo Figueroa y Bruno Lábaque. El camino inició con el pie derecho. En el amanecer de la temporada, el Griego logró obtener la Copa Argentina del 2008 tras superar a Quimsa, Boca y Peñarol en el cuadrangular final, disputado en Bahía Blanca.

En la fase regular de la Liga Nacional, Atenas alargó su buen momento. En diciembre alcanzó el récord de 17 victorias de forma consecutiva, marca que había obtenido Peñarol de Mar del Plata en la temporada 93/94. Pero la épica y la paridad de la temporada se vería reflejado en las posiciones finales de la fase regular. Atenas logró sumas 63.5 puntos, quedándose con el primer lugar en la tabla de posiciones con 20 partidos ganados y 10 perdidos. Peñarol se ubicó en el segundo puesto con 63 puntos, pero con un mejor récord: El milrayita había perdido solo 7 juegos, pero tras los incidentes que se vivieron en el clásico con Quilmes, había tenido una quita de puntos, que lo privó de alcanzar el primer lugar de la tabla.

En cuartos de Final, el griego no la tuvo fácil. Enfrentó a un muy bien aceitado Regatas de Corrientes, que le obligó a jugar un quinto partido para llevarse la gloria. En el segundo escalón camino a la gloria, estaría Sionista de Paraná, contra quien barrió la serie. Después de muchos años, el griego volvía a pelear una definición en la Liga Nacional.

El rival fue el milrayitas de Sergio Hernández. Dos de los mejores entrenadores de la historia de nuestro básquet se enfrentaban nuevamente en una definición. Y fue una partida de ajedrez. Tal como pasó en 1998 con el Luna Park, la definición tendría un escenario diferente al que estamos acostumbrados. Felipe Lábaque había llevado adelante un trato con el Orfeo, para que las finales tuvieran un marco de público mucho mayor. Y así sucedió, las entradas para los cuatro primeros partidos se agotaron con rapidez. El primer golpe fue para los verdes, con un ajustado 69-61, pero el milrayitas dio el golpe en el segundo encuentro, se llevó la victoria 85-75 y, con ella, la ventaja de localía. Pero lo dijimos, la final fue un partido de ajedrez, y el griego golpeó en Mar del Plata con un apretadísimo 76-74. La historia volvería a Córdoba con un empate 2 a 2.

Para el quinto partido, las entradas para el Orfeo duraron menos de 4 horas a la venta. Una vez más, el estadio fue una caldera. En medio de la transmisión de TyC Sports se dijo “a esta serie le falta un suplementario” y éste llegó en el encuentro número 5. Todo parecía dispuesto para que Peñarol llegue al sexto con la serie match point, pero los nervios le jugaron una mala pasada a un joven Sebastián vega, que tuvo dos tiros libres para sentenciar la victoria a tres segundos del final, pero sin suerte en ninguno. El tiempo suplementario fue una montaña rusa, pero finalmente, Andre Laws firmó la victoria para Atenas con un 2+1. Y de vuelta a Mar del Plata.

Foto: Marcelo Endelli

Por primera vez, un codo del Polideportivo se tiñó de verde, los hinchas sabían que ésa podía ser una nueva noche histórica para Atenas. Y lo fue. Los dirigidos por Rubén Magnano tuvieron un inicio descomunal, sacando ventajas que no se habían visto en toda la serie. En la segunda mitad del partido, Peñarol comenzó a descontar, y apareció en los espejos retrovisores. Pero no le alcanzó, a puro triple, y de la mano de Andre Laws, Atenas se llevó la victoria 91 a 83 y sumó su noveno título en su historia.

El festejo fue grande. Por la sequía previa, por la vuelta de los grandes nombres, por la despedida de Bruno (había anunciado que iría a jugar a Buenos Aires, por cuestiones familiares), por el nuevo abrazo de un campeonato que se había negado por tantos años. En el hotel, un Rubén Magnano vestido de gala con un gorro de arlequín festeja junto a sus jugadores. Si. Rubén Magnano con un gorro de arlequín. Las celebraciones se mudan a la vereda, con los hinchas que fueron desde córdoba, la fiesta siguió en el colectivo, y a la llegada a la ciudad, una multitud los recibió en el club, en la esquina de Aguado y Galeotti. El griego, tal como en 1998, había vuelto a lo más alto de la Liga Nacional.

Isondú Patoco – @isonpatoco