Cristian Santander arribó a Chile en septiembre de 2019, luego de salir campeón con el Sampaio Basquete (con Agustina Leiva) en la LBF brasileña, para dirigir a la Selección mayor masculina del país trasandino. En época de Pandemia, el ex entrenador que llevó a Las Gigantes a la cima del Sudamericano 2018 de Tunja, se encuentra en Buenos Aires cumpliendo la cuarentena y los chicos de Paso Cero aprovecharon para hablar con él sobre su trabajo actual, el comunicado de Las Gigantes y el básquet femenino en general, entre muchos otros temas.

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Santander comentó que, en el contexto actual, divide su trabajo en tres partes: por un lado se está capacitando, por otro colabora con instituciones dialogando sobre básquet y temas diversos, y también su rol en la Federación de Chile. «Estamos con la réplica del Método CABB, como manual FeBaChile, y armamos el Comité Nacional del Minibásquet, ayudando con un ciclo de charlas con la Asociación de Entrenadores de Chile«, señaló.

El entrenador debutó en las ventanas de febrero ante Colombia, perdiendo como local y ganando en su visita a tierras cafeteras, y el próximo rival de sus dirigidos sería Argentina en noviembre, aunque para él esas ventanas se postergarán. Al respecto, puntualizó: «Sería la primera vez que enfrente a Silvio (Santander – su hermano), pero Chile está en un momento de construcción de identidad, de poder reunir a todos los jugadores, ya que nos cuesta mucho que los clubes y las universidades los cedan«.

Con respecto al comunicado de las Gigantes, el técnico que estuvo al mando del equipo desde 2012 y por seis años, sostuvo: «Siempre lo que pase en el básquet femenino trato de estar informado. Es difícil desde mi lugar tener una opinión formada, porque desde enero de 2019 no pertenecí más. No se lo que ha pasado. No comparto que en la etapa de Susbielles no hayan tenido nada las chicas. Son cosas que no se saben, pero en mi proceso, hablo de lo que me pasó a mi en esos seis años, hemos tenido siempre un mínimo de dos asistentes, preparador físico, psicólogo, nutricionista, médico, kinesiólogos, personas de coaching, giras a Puerto Rico, Canadá, Bielorrusia, España, Bélgica, hemos concentrado en hoteles como para igual un poco lo que hacía la selección masculina».

Y prosiguió: «¿Faltaron cosas? Sí, es posible, pero durante la gestión de Susbielles tuvimos la condiciones mínimas, y más, para poder llevar adelante un proceso de Selección. Estaban las becas para las jugadoras y los integrantes de los cuerpos técnicos. Lo leí y me pareció fuerte, quizás no quiso expresarse así. Entiendo que hay un tema que a las jugadoras les preocupa y tienen razón, que es el tema laboral. Me parece que hay que atenderlo, y si bien estamos en un caso de excepción, a ellas se les pone cuesta arriba la suspensión de la liga con la baja de la beca. Me parece que eso sí hay que atenderlo, hay que ocuparse de eso y ellas tienen su derecho a expresarse».

A su vez, explicó que cuando dejó la selección, trató de no involucrarse más, aunque se puso a disposición para ayudar: «Con las jugadoras hablo seguido, pero no se nada. Creo que falta mucha información, el comunicado refiere a que las Gigantes no tienen cuerpo técnico. Todos los que estamos como espectadores no tuvimos ninguna confirmación de que no haya cuerpo técnico. Para mi hay, hasta que no se comunique lo contrario. Trato de no involucrarme porque cualquier cosa que uno pueda decir después de haber salido puede tener distintas lecturas, y lo que menos quiero hacer es perjudicar el desarrollo del básquet femenino».

También, quien llevó a las Gigantes al oro sudamericano en 2018, recalcó: «Mi opinión está sujeta a lo que viví. Al no estar dentro, creo que ninguno de nosotros sabe todo lo que pasó. No hubiese permitido que salga un jefe de equipo de Tailandia con la U19, que vaya directo a Lima. Si hay algo que necesitó el básquet femenino siempre es no depender de superhéroes. La función de ese jefe de equipo/utilero que faltó, podría haber sido una persona que salga desde acá. Es una opinión personal y no va a cambiar nada lo que pasó. Me parece que hubo una desconexión entre las necesidades y el querer participar».

Con respecto a la disciplina en general, el técnico precisó que está creciendo. «La última década fue buena porque se ha recuperado la continuidad de una Liga Nacional, con intermitencias, altos y bajos, pero una continuidad al fin. También con los Argentinos de clubes y de Selecciones, y todo eso ayuda a que haya un crecimiento. Siempre hay que compararlo con algo, y yo lo comparo con la última década. Hay muchas chicas jugando en el exterior, y muchos entrenadores que han pasado del básquet masculino al femenino, que antes era muy difícil, y viceversa. Creo que son síntomas de una mejora», indicó.

«Siempre faltan más cosas. El primer paso es masificar: necesitamos que haya más jugadoras y más clubes. La Selección que fue al mundial tenía promedio 25 años. ¿Por qué pasa eso? Porque nuestras jugadoras a los 27, 28, 29 años están llegando al final de su carrera cuando en Europa están en la mejor edad. ¿Cómo hacemos nosotros para tener más jugadoras que inician el básquet y cómo motivamos a las más grandes para que no abandonen tan temprano?».

En tanto a la Liga Femenina, Santander aseguró: «Creo que a los clubes hay que obligarlos. Me cansé, después de 26 años en esta rama, de esperar la buena voluntad de los clubes. Considero totalmente injusto que un club tenga millones y millones de pesos para la liga masculina, y no tenga el 5% de ese presupuesto destinado a una rama femenina. Como hace la Conmebol: un equipo que clasifica en Sudamérica a la Copa Libertadores o Sudamericana, no puede participar si no tiene rama femenina. Acá hay que hacer lo mismo. Si la Liga Femenina tuviera a San Lorenzo, a Boca, a Atenas, y Peñarol, me parece que sería un atractivo más impactante para distintos medios, para la gente en sí, y se podría hacer un mejor producto. El que tiene otra solución la escucho sin problemas.

A su vez, enfatizó sobre la situación de las jugadoras: «Hay que sacarse el sombrero con las jugadoras, por todo lo que van pasando. No es fácil estar en una edad bisagra, porque hay muchas que deciden ser madres, o quieren terminar sus estudios, y quieren seguir jugando lo más profesionalmente posible, en Argentina o en otro lado. Representar a la Selección. No tomamos dimensión de lo que les cuesta».

Y añadió: «Una jugadora termina el año y no le quedó un centavo de lo que ganó en el tiempo de competencia, a excepción de alguna que juega en el exterior. Una Liga que dura 5 meses, para vivir 12 meses, es muy difícil. Respeto el reclamo, lo entiendo desde el lado laboral. Es una piña detrás de la otra. Sufre mucho la jugadora, distinto al varón, que tiene tres categorías, con contratos de 10/12 meses. Las jugadoras están pensando cómo sobreviven todo un año dedicándose profesionalmente al básquet. Eso debería haber tenido un poco más de atención en el comunicado, para que se entienda su realidad. Es muy complicado, porque encima que tengan una beca, tampoco significa que tengan un gran salario, sino que es una ayuda.

Por otro lado, Santander dio su opinión sobre el hecho de la disminución de países en el Mundial de básquet: «Es un mensaje muy cruel el de FIBA, porque en plena expansión del básquet femenino, en pleno movimiento social en términos de igualdad de género, la FIBA hace un recorte terrible. FIBA sabe que va a perder dinero o que no va a ganar lo que quisiera ganar en un Mundial Femenino, pero con ese criterio, en el otro Mundial va a haber 8 equipos. Genera una desmotivación a distintas jugadoras y Federaciones, y las posibilidades de los equipos americanos se achican«.