«Termina la nota y me pongo a jugar al Fortnite, ya tengo los auriculares preparados«. Así arrancó la charla de Felipe Pais, jugador de La Unión de Formosa, en Paso Cero por UcU Web Radio. El escolta, desde la concentración del equipo en Buenos Aires, charló sobre los entrenamientos en Pedro Echagüe, la vuelta del básquet, su vida gamer, contó anécdotas, y brindó una divertida entrevista. 

¡Volvé a mirar la charla y repasá las declaraciones!

La pretemporada en Buenos Aires

«Estoy muy bien, contento, dolorido por la pretemporada que estamos haciendo. Volver a entrenar después de 7 meses es algo increíble, pero feliz. Son esos dolores que gustan, que se extrañaban».

«Estamos en el Howard Johnson Plaza, en la calle Lima. Estamos muy bien atendidos, de hecho recién me veían con cara de cansado y me trajeron un café, así que chocho. Nos levantamos temprano, a las 8, y tenemos el desayuno hasta las 9, que nos vamos a la cancha. Estamos entrenando en el club Pedro Echagüe. Nos dan turnos de 10 a 13, 13:30 mas o menos. Entre el trayecto, cambiarnos, y demás salimos a las 9. Estamos llegando al hotel devuelta a las 14. Después toda la tarde la tenemos libre para trabajar con el kinesiólogo y el preparador físico en todo lo que es recuperación, para al día siguiente estar en óptimas condiciones».

«Estamos en burbuja por parte nuestra. Si bien por parte del torneo no hay nada estricto, nosotros nos propusimos ser lo más estrictos posible para no tener contagios, no dejar de entrenar, y que no se perjudique el equipo. Yo acá tengo el barbijo, constantemente lo tenemos. Nos dieron una botellita de alcohol de medio litro para estar poniéndonos constantemente en las manos, hay alcohol por todos lados en el hotel. En la entrada hay un arco sanitizante que te rocía de alcohol. Todo el tiempo tratando de cuidarnos. Quedan dos semanas y no nos podemos perder ningún día de entrenamiento, así que tratamos de ser lo más profesionales posible«.

«Compartimos habitación, yo estoy con Facu Giorgi. Dormimos de a dos, con normalidad pero con cuidados».

Felipe, el gamer

«Me traje la Play, el monitor, el teclado y el mouse. Con el joystick soy medio manco, soy más de la compu, de la vieja escuela, del Counter y demás. Entonces me armé en la Play, el teclado y el mouse, me traje todo, tengo el rinconcito armado. Son dos meses y medio. De alguna manera hay que pasarlo. Así que en los momentos libres que tenemos, una horita y media por día, juego con mis amigos y con mi novia. Así que estoy contento».

«La compré en el receso la Play, cuando arrancó la cuarentena. Tenía la Play 3 obsoleta, ya no servía para nada. Estaba jugando en la compu de casa al Counter y ya era aburrido, no era lo mismo de antes. Está muy de moda el Fortnite así que la compré, me puse a jugar y le agarré la mano. Así que juego con mis amigos y mi novia, aunque no lo crean, aprovechamos el momento de juego para hablar también».

«Yo por Twitch no transmito porque estoy arrancando a jugar, no soy tan bueno como me gustaría ser. Me defiendo pero no estoy para Twitch. Mis amigos que son Lucas Goldenberg, Genaro Lorio y mi novia que jugamos en escuadrón son un poquito mejores y por ahí Genaro y ella transmiten por Twitch. Yo me sumo. Está bueno, porque jugar solo no me llama tanto, pero tenemos un grupo de Whatsapp para jugar: ‘Chicos, ¿se juega? ¿Hay tiros?’. Les voy a decir a los chicos, y en una de esas también metemos Call of Duty. Aprovechamos la reunión y jugar para charlar, reírnos un rato, pasar el tiempo. No te podés juntar, estamos todos distanciados, Genaro en Junín, Lucas en Paraná, mi novia en Olivos y yo donde esté, en Concepción o acá, aprovechamos el momento y nos ponemos a jugar, así que está bueno».

Segunda temporada con La Unión

«El calor los últimos días, acá en Buenos Aires estuvo bastante duro. De hecho tuvimos que parar la práctica en un momento porque se te ponía la piel de gallina, como cuando no das más. Eran 37 grados que había, y llevábamos tres horas de entrenamiento seguidas, así que se pone heavy. De todos modos no le llega ni a los talones a Formosa. Allá hay 45, 50 grados a veces. No se compara».

«La Unión de Formosa a mi me encanta, por eso renové, es uno de los motivos. La gente es muy del club, no te digo de barrio porque es un estadio gigante donde juegan, pero es gente muy buena, te tratan muy bien, desde el día en que llegué me trataron perfecto. Es una de las cosas que te quedan. Me gustaría volver porque la ciudad es re linda, más allá del calor, tiene un centro divino, una costanera hermosa, pasa que tenés que bancarte los 50 grados en verano. Hay gente a la que no le gusta. Pero es costumbre. Te adaptás al calor. Es un calor más seco que húmedo, entonces a la sombra la zafás. Si te ponés al sol te morís. Los primeros meses fue jodido, todo el tiempo con aire, salir y que te pegue el calor. Pero yo soy de Concepción y allá hay 85% de humedad 40 grados, así que sufrís igual. Estoy acostumbrado, y prefiero el calor antes que el frío».

«Más allá de ser capital de una provincia es muy tranquilo, parecido a Concepción. Hay
siesta respetada a rajatabla, de 13:30 se duerme siesta hasta las 17. En los momentos que andaba por la calle era a la mañana temprano y a la noche, para pasear al perro. Después teníamos entrenamientos doble turno, así que andaba siempre de camino a estadio. Pero es un lugar muy tranquilo. Soy de dormir siesta. Depende cómo está el entrenamiento, si es muy light por ahí no duermo tanto, pero me gusta dormir una horita o una horita y media de siesta».

La cuarentena en Concepción

«Hubo mucha diferencia con entrenar en casa. Yo tenía el espacio del garage, entrenaba lo más que podía estático en el lugar al comienzo de la cuarentena, después en Concecpión abrieron los gimnasios y también tenía a disposición el club (Parque Sur), yo vivo enfrente. Algunos días para ir a tirar al aro y para correr. Los últimos dos meses empezaron las actividades de formativas del club, así que no había horario, de 8 de la mañana a 8 de la noche. Cortaban una horita al mediodía y ahí yo aprovechaba para ir. A veces no podía porque había protocolos. Es más, me iba a la vereda de casa y si escuchaba ruido me quedaba, si no había nadie me cruzaba al club. Pero es muy distinto tirar solo al contacto que tenemos ahora, entrenar con compañeros, tres horas seguidas, antes yo entrenaba lo que podía. Es muy distinto, más allá de que no estuve tanto tiempo parado. Al principio si, me tomé un tiempo para relajar, pero el último tiempo le metí bastante, y así y todo es muy distinto».

«Fuera del básquet disfruto mucho de mi familia, soy muy familiero. Como nunca estoy en casa es un año muy atípico, porque me fui a los 16 y recién ahora, por primera vez en 14 años, estuve más de dos meses en casa. Así que los aproveché a full. Mamá, papá, abuelas, primos, amigos, todo. Los aproveché lo más que pueda dentro de lo posible. Tengo un perro, un chancho, un bulldog francés. Así que momento libre que tengo salgo a pasearlo a él, me voy al río, a la costa. Muy tranquilo, no soy de hacer cosas locas, pero disfruto de mi familia y tranquilo en casa. Y ahora gamer (se ríe)».

Felipe, el gamer II

«Tiene razón Bruna, el grupo de Play es muy cerrado. No lo invitamos pero no porque sea malo, sino porque tenemos el grupo y hay veces que uno está jugando con otra persona y se enojan, o sea, ‘qué hacés jugando con otro, nos estás traicionando’. Somos los tóxicos del Fortnite. Entonces hay uno jugando con otro y ya sale mensaje de bardo en el grupo. Deja de jugar y se suma con nosotros. Es más, una vez estaba jugando Pablo y tuvo que irse lamentablemente para que entre otro chico. Podríamos jugar en Modo Creativo pero es aburrido, lo bueno es jugar contra otra gente, matarlos y mandarlos al lobby».

Sus experiencias entre Liga Argentina y Liga Nacional

«Hace un tiempo atrás era bastante complicado subir a la Liga, había pocos casos que
subían del TNA a la Liga. Hoy gracias a Dios lo están viendo con otros ojos. Están
subiendo muchos más chicos. Pero remarla de abajo, siempre. De hecho el año que
tuve que dejar Atenas e irme a jugar a San Francisco fue porque teníamos 21 y ya
éramos fichas mayores. No había sub 23. Y ya desde ese momento tenías que
remarla. Ahora por suerte a los chicos les dieron dos años más de ventaja y pueden
crecer más como jugadores y ambientarse más en la Liga. Antes tenías que ir de
abajo para poder subir«.

«Hay un cambio bastante grande entre las dos categorías. El TNA (Liga Argentina,
actualmente) se juega con 6 jugadores, la Liga con 8, hay más rotación. Son cuerpos mucho más grandes que en el TNA, tenés que ingeniarte mucho más los tiros. Hablo por lo que me pasó a mi. Por ahí en el TNA llegaba con mucha ventaja en el uno contra uno y llegar abajo del aro, hoy tengo que tirar flotadora porque sino me tapan. Después el tiempo de tiro que tenés es muy chiquito. Antes recibía y tenía un segundo para armar el tiro, hoy en la Liga no podés, te llegan automáticamente. Son detalles, pero es distinto. Después está en cada uno adaptarse o no. No es que hay mucha diferencia en el juego de uno, en la calidad de jugador, sino en la calidad del juego en si«.

«La temporada que más disfruté»

«La categoría, temporada, lugar y todo, que más disfruté, sin dudas fue Platense. Fue un año extraordinario para todos. Más que nada porque no arrancamos del todo bien, no es que fuimos primeros todo el año. Tuvimos muchos cortes de jugadores, muchas complicaciones, quedamos quintos en la zona de 10. Hicimos un clic en el receso y ahí nos paramos, y fue Disney para nosotros. Sabíamos que entrábamos en la cancha y ganábamos, no es de agrandado, teníamos esa confianza de equipo, no importaba para nada cuanto metía cada uno, era ganar. Y de hecho así fue, no es que un jugador se lució todos los partidos, sino que era un partido un jugador distinto. Y pasó en las finales también. Pablo la rompió en el partido 4, Gastón también, en el 5 lo hicimos todos, en el 2 también, fue variando mucho. Y eso habla bien del equipo, así que sin dudarlo Platense fue el mejor año y el que elijo siempre«.

«Pablo (Bruna) fue el MVP de las finales, fue un torneo hermoso, aparte nos dejó muchas amistades. Recién te nombré: Con Pappalardi jugué desde Caza y Pesca, en Platense, en Pinocho también. Pablo, que recién mandó mensaje, me quedó como super amigo, no se imaginan. Se casó hace un año y me eligió como padrino de bodas. No pude estar porque estaba en Formosa, no me daba el tiempo. Pero que me lo haya propuesto significa un montón, así que quedaron amigos para toda la vida. Amigos gamers ya te dije, los tengo al Pájaro y a Cabeza Goldenberg todos los días jugando. Así que fue una linda temporada».

«No es que decíamos que íbamos a ganar, o entrábamos sobrados, al contrario, entrábamos a jugar de la mejor manera. Pero sentíamos que si hacíamos lo que teníamos que hacer de la semana de entrenamiento, poner la pelota abajo, cortar, rolar, pasarla allá y acá, no nos podían ganar. Encima la defensa que teníamos fue la mejor del torneo, creo que promediamos 70 puntos en contra. Sabíamos que si hacíamos las cosas bien no tenían chances de ganarnos, porque teníamos jugadores de mucha calidad, llegó Gastón Essengue que nos dio un plus extra increíble al final del torneo. El otro americano era Cedric Blossom que arrancó la temporada más o menos por el sistema de juego que teníamos nosotros, que era de mucho pase, no importa quién la tiraba, y una vez que él se adaptó, era increíble. Quedaban solos siempre los jugadores. Y una vez que empezás a ganar los partidos la confianza sube, y llegamos a ganar creo que 17 o 18 al hilo, y ya estaba, sabíamos que podíamos perder algún partido que otro, porque jugábamos contra jugadores muy buenos también. Pero la confianza que teníamos nosotros era increíble. Sabíamos que si entrábamos y hacíamos lo correcto ganábamos«.

«Tenía mucha confianza con el Cholo (Vázquez), quedó una relación muy buena con él. Era mutuo lo de las puteadas, el me decía algo y yo lo miraba mal y le respondía, y al
segundo me metía en la cancha. Se extraña pero no se extraña, es eso que cuando estás en el momento decís ‘uh dejame de romper las bolas’, pero al año siguiente decís ‘uy, las puteadas del Cholo’. Se extraña también porque él te puteaba, lo que sea, pero te hacia jugar. Es un técnico que te hace jugar, te hace defender, ahí me saco el sombrero. Todos los equipos que tocó él juegan bien al básquet, te lo puede decir cualquiera. Así que se extraña un poquito pero no tanto, hasta ahí (en tono de sarcasmo)».

«De hecho hay una anécdota: salió el video de Platense campeón pero creo que no lo contaron ahí. En el tercer partido de la final perdemos contra San Isidro allá, y quedaron a un juego de salir campeón. Y faltando dos minutos yo voy a tirar una bandeja, la erro, y bajé trotando. Estuve mal, tendría que haber bajado corriendo a defender. Me sacó puteando, no se imaginan las cosas que me decía. Y yo ‘pará, Cholo, después me puteás’. Termina el partido y me dice ‘vos no hablás más hasta que termine el torneo’. No me dejaba hablar. El día de entrenamiento les preguntaba a todos qué querían decir y a mi me salteaba. O sea, pará, tengo que aportar algo. Entonces con Pablo tuvimos la idea de hacer un cartel diciendo lo que quería decir y pidiéndole perdón por no haber bajado, ya que no me dejaba hablar, lo puse por escrito. Y ahí nos cagamos de risa, se descontracturó todo, ganamos el cuarto y ganamos el quinto. Por eso digo, la confianza que teníamos, sabíamos que una puteada no pasaba nada».

«Por eso muchas veces lo humano suma un montón al grupo. A veces tienen equipos
extremadamente buenos y por ahí fallan en ese ítem y no se terminan dando los campeonatos. Más todavía en un TNA que hay un solo ascenso, es muy jodido. Pero teníamos esa confianza que sabíamos que si él me puteaba a mi y yo lo puteaba a él, terminaba el partido y al otro día o a los dos días se le pasaba a alguno de los dos y estaba todo bien».

La ida a Atenas a los 17 años

«Hubo un hexagonal final que se jugó en La Paz, Entre Ríos. Yo jugaba para Parque Sur y jugamos contra Atenas, perdimos por dos puntos creo. Palo a palo hasta el final. Quedamos terceros, yo salí MVP y goleador del torneo ese, debo haber promediado cuarenta y pico, y ahí nomas terminó el torneo ese y llamaron a mi viejo. Le dijeron que me querían, que vaya a ver la instalación. Esto fue en noviembre y yo en diciembre fui a ver Atenas cómo era. Me encantó, amé, aparte lo que era Atenas y sigue siendo uno de los históricos. Me enamoré de Atenas. También en esa época tuve una prueba en Obras y también había quedado, pero no nos conseguían departamento, tenía que esperar dos o tres meses. Y yo quería irme ya a jugar. Siempre fui fanático de Atenas, fui fanático de Bruno Lábaque toda la vida y no podía desperdiciarlo, no podía decir que no«.

«Me acuerdo que me senté en la mesa con mis viejos a debatir qué hacía, si me iba a
Córdoba, 12 horas de viaje en colectivo, o me iba a Buenos Aires, que eran 3. Y los
dos llorando ‘no, anda a Buenos Aires, no te vayas a Córdoba que no te vemos más’. Y yo dije ‘me voy a Córdoba, ¿qué no me voy a ir!’. No me lo olvido más, los dos sentados, llorando, pidiéndome que vaya a Buenos Aires y yo, ciego, me fui a Córdoba».

«Encima el primer día no saben lo que me pasó: me subo al colectivo, que el destino
era Carlos Paz, con parada en Córdoba, donde tenía que bajar yo. Y no paró, no se si
omitieron mi pasaje o yo me dormí. Y me despierto en la ruta, le pregunto al chofer si
faltaba mucho para Córdoba, y me dice que nos habíamos pasado hace media hora.
Me bajé en la ruta con los dos bolsitos, 17 años, sin conocer nada, me subí a un taxi y
le digo ‘llevame a Atenas’. Y me dice ‘¿Adónde, al baile?’, porque en esa época se
hacían bailes en la sede de Atenas. Yo le digo ‘No, a la cancha de básquet’. Me llevó
al Cerutti, y en el Cerutti no hay nada. Es municipal, estaba cerrado. Me bajo ahí, en
bolas devuelta. Lo llamaron a (Augusto) Battistoni, un histórico utilero del club, para
que me oriente qué hacer. Y me dice ‘decile que vas al baile’. Así que así aparecí en la
sede, después de 5 horas perdido en la ciudad. Quedó para la historia eso«.

«Muchas cosas aprendí en Atenas, de todo, me acuerdo que dormíamos de a once en la pensión, en cuchetas. Éramos hermanos casi. Aprendías a compartir todo. Pasaron muchos chicos, todos los años se rotaba un montón. Que estén jugando ahora me acuerdo de algunos que están jugando el Federal. Muchos dejaron de jugar, alguno se fue a Italia. Pasaron un montón de chicos, fueron 5 años que estuve ahí. Me quedaron amistades hermosas. Más que nada me quedó el compañerismo, compartir. Ahí no te podías hacer una pieza vos solo, ahí se compartía todo. Desde el desayuno hasta la ropa, había días que te quedabas sin ropa limpia porque teníamos que lavarla a mano, u once chicos en un lavarropas, te imaginas cuando terminas de lavar… Compartir todo, ropa zapatillas, perfume. Me quedo con compartir el compañerismo que teníamos ahí adentro».

El debut en la LNB de la mano de Magnano

«Fue una experiencia única. No te ponía por ponerte, si te ponía era para que juegues, no de regalo. Me acuerdo que debuté en Neuquén, contra Independiente. Ganando por 20, entré a defender a un americano que la rompía toda y me cagó a bailes. ‘Nene, ¿qué hacés, vas a defender o no vas a defender?’, ‘Sí, estoy defendiendo, hago lo que puedo’, decía yo. Pero son cosas hermosas. Después del debut ese tuve mucha participación con Rubén también, hubo partidos que entraba de titular. Lo bueno que tenía es que el que se rompía el lomo y entrenaba bien en la semana, jugaba. Por más que sea yo con 18 años o, en ese momento, que estaba Osella, Bruno, Leo Gutiérrez, Locatelli. El que entrenaba bien jugaba, el que no entrenaba, no. Así salió campeón también. Me quedan cosas divinas de Rubén«.

«De hecho con Rubén, no se cómo llegó, pero mi viejo tiene una relación excelente con él, se manda mensajes todos los días, va a comer a la casa. Es increíble, yo no, yo la ligo de rebote. Una persona ejemplar».

Parque Sur, el club de los amores

«Soy hincha de Parque Sur. La hinchada se llama ‘La 20’, porque es la fiesta en los números de la quiniela. La hinchada arrancó en ese hexagonal que jugamos contra Atenas, un grupo de chicos del club, yo tenía 16 y los chicos ya eran mayores, jugaban en la primera, tenían uno o dos años más y de hecho son mis amigos ahora. Fuimos todos a jugar, pasamos a las semifinales, y fueron en autos, carpas, se pusieron un campamento en la plaza de La Paz, y banderas, bombos, trapos, eran 10, 12 como mucho. Ahí arrancó la hinchada. Y hasta el día de hoy que explotan la cancha, es increíble, esa es una de las cosas que extraño, entrar a la cancha y ver la hinchada que se te pone la piel de gallina, aparte de sentir los colores. Yo nací ahí y es algo único. Vivo literalmente enfrente, salgo y veo la puerta del club. Así que si, soy hincha fan de Parque«.

La Unión versión 20/21

«Con Dani (Cano), justamente en este momento está armando una charla uno por uno,
un jugador por día. Todavía no me tocó a mi, pero ya lo hablamos de entrada, el primer día que me llamó que me quería me dijo cuál era el rol que quería cumplir conmigo. Estoy en pareja con Edu Gamboa, somos los dos escoltas».

«Es un torneo totalmente áspero, no vamos a poder jugar 30 minutos todos los partidos, entonces vamos a tener que rotar mucho la banca y no importa si uno arranca atrás o adelante, lo que importa es lo que aporta. La idea de él era que los jugadores que quedamos del año pasado, sea Faca, Edu, Victor y yo, integremos el quinteto o tratemos de integrar el quinteto inicial. Después se ve si nos adaptamos o no, si nos da para estar de adelante o de atrás, o como le sirve al equipo. A veces el que arranca atrás juega más, eso ya es ambiguo. Entonces la charla específica la tengo pendiente pero los roles ya están definidos.

Las de siempre

«Si tuviera una fiesta de disfraces me tengo que disfrazar de un personaje de Fortnite, no puedo ser menos. En este momento estoy jugando con el Thor gordo, el de la última película, con la panza afuera. Compré esa skin, así que iría con esa».

«Si pudiera viajar en el tiempo, volvería al pasado. De chico mi vieja falleció cuando yo tenía 5 años, en un accidente. Y siento que me quedó una deuda pendiente de poder conocerla más a ella. Más allá de que hoy tengo una mamá que es un 10, no me quiero explayar porque me voy a emocionar. Pero me gustaría volver y tener una sola charla con ella. Porque tuve una experiencia paranormal, por así decirlo, a una mujer se le presentó mi mamá y le habló de mi, que esté tranquilo, que me iba a cuidar desde donde esté. Entonces me gustaría charlar con ella. Hoy y todas las veces que me pregunten«.