En el último programa de Expedición Albiceleste, Fede Toral e Ison Patoco viajaron imaginariamente hacia España para conocer la historia de Gonzalo Bressan. Alberto, su padre, jugó al básquet de pibe en Instituto Atlético Central Córdoba y fue él quien contactó a CABB para dar a conocer los talentos de su hijo. Sus 2 metros con cinco centímetros despertaron la atención de los reclutadores. Después de varias concentraciones, el más joven de los Bressan llegaba a la Selección Argentina para disputar el Mundial FIBA u17.

Su historia es bastante peculiar. Solo estuvo en el país por dos meses y tuvo la posibilidad de representar a países como Italia o España, pero no: «Por mucho que haya vivido aquí, el ser argentino es algo único, se lleva en la sangre. Aunque haya vivido siempre aquí me siento argentino. Tengo el acento español, pero mi sangre es puramente argentina.» declaró Gonzalo con una sonrisa de orgullo muy difícil de disimular.

Actualmente se encuentra jugando en dos equipos. El Granada, en Leb Oro, donde comparte plantel con otro argentino, Alejandro Bortolussi. También tiene participación en La Zubia, en Liga EBA.

«Estoy muy contento, tengo la suerte de tener la familia cerca, así que no me siento solo. Tengo muchos amigos también acá. Deportivamente estoy bien, muy centrado y progresando mucho.

Es difícil integrarse a un equipo, es el doble de difícil integrarse a dos al mismo tiempo. Con La Zubia entreno poco. Estoy todos los días con el Granada, y cuando puedo, ir a jugar con La Zubia. Aprendo de los mejores de la Leb Oro y lo puedo aplicar en una liga inferior.

Es totalmente diferente. Leb oro es un club muy profesional donde entrenamos diariamente. La Zubia es un equipo semi profesional donde trato de demostrar. Es diferente el nivel de dureza. En EBA me pitan muchas faltas que en Leb Oro no lo hacen. Se nota mucho el nivel físico. Los árbitros no están tan preparados tampoco.

Alejandro Bortolussi es una persona que me ha acogido muy bien. Me enseña a ser profesional, me ayuda en cada cosa que lo necesito. Me dijo que cualquier cosa que necesite el estará disponible para mi. Es muy bueno que me haya ayudado a integrarme en el grupo.

Yo argentino soy de sangre. Viví apenas dos meses y he vivido toda mi vida en España. Solo conozco por los viajes a la familia y la participación con la selección argentina. Tomo mate. Me gusta el dulce de leche. El acento como verán es muy español.

Mi padre es el dueño del Estepona, donde jugaba antes. Él es muy fanático del básquet desde chico, jugó en Instituto, mis padres siempre me apoyaron en el baloncesto. Su apoyo es fundamental, siempre están ahí para mi.

Lo de vestir la camiseta es un sueño que tienen todos los pibes. Tuve la suerte de estar en dos torneos FIBA, es una sensación inigualable, la volvería a repetir ya mismo. Es una sensación increíble. Era uno de mis sueños y ahora vamos por la mayor.

Tengo pasaporte italiano, y al jugar tantos años en España podía jugar con este país. Por mucho que haya vivido aquí, el ser argentino es algo único, se lleva en la sangre. Aunque haya vivido siempre aquí me siento argentino. Tengo el acento español, pero mi sangre es puramente argentina. Para mi familia era un sueño. Scola es un ídolo mundial, y pensar que visto la misma camiseta que él es un sueño.

Sigo la liga Argentina porque tengo muchos amigos que compartieron selección conmigo, quiero ver su progreso. Pero quiero seguir en España, creo que es una de las mejores ligas del mundo y creo que será lo mejor para mi formación.

Pienso que la ACB es el sueño que persigo desde siempre, es muy difícil, tiene un nivel muy alto, pero es el sueño que tengo que seguir e intentar lograr.

Si hubiera nacido 20 años antes podría haber sido completamente interno, pero en el básquet moderno, jugador que no la tira es un jugador que no sirve.»