En el amanecer del partido, Atenas apostó por el juego en la zona pintada, dominada por la buena tarea de McClenton, que aprovechó su contextura para lograr anotar cerca del aro. Al tachero se le complicó anotar por la sobre carga en la pintura, y algunos tiros apresurados desde el perímetro. De la mano de Barral, los dirigidos por Gregorio Martínez comenzaron a encontrar mejor su juego, abriendo los caminos y liberando a los tiradores. El griego encontró gol en distintas manos, y aprovechó lo bueno de Augusto Alonso, para llevarse el primer parcial 15-29.

En el segundo cuarto, los locales salieron con otra energía. Encontraron el camino al aro y empezaron a calibrar desde el perímetro, recortando rápidamente la brecha entre los dos en el marcador, acercándose a cuatro puntos, pero sin lograr empardar las acciones. Con Mosley comandando el equipo, Atenas comenzó a reencontrarse con el gol, y se escapó nuevamente a 11 puntos, en el cierre de la primera mitad (37-48).

La receta para el tercer cuarto fue una buena dosis de Keith Stone, que parecía ser justo lo que le recetó el médico a un Obras que necesitaba recuperarse rápidamente. El interno (que había sufrido un duro golpe en la primera mitad) se hizo cargo de la ofensiva local con ocho puntos consecutivos. El juego tomó un ritmo vertiginoso, con ofensivas veloces y efectivas para ambos equipos. Al cierre del cuarto, Atenas había logrado volver a sacar la máxima de 14 (55-69).

Con todo abierto para los últimos diez minutos, Obras se jugó el pleno, y dejó en cancha a Rodríguez y Stone, ambos con 4 faltas en su haber. La jugada le salió a pedir de boca, porque el Uruguayo se cargó el equipo al hombro y le cambió la cara al equipo. Con muchísimo empuje y una defensa más sólida, los locales acortaron completamente la brecha en el cierre, aprovechando los errores de Atenas en la primera línea defensiva. Desde la línea de libres, los de Arrigoni sellaron la victoria y se vuelven a Córdoba con un triunfo vital bajo el brazo.