El interno llegó a nuestro país para la temporada 15/16, donde Estudiantes de Concordia, de la mano de Hernán Laginestra, comenzaba a mostrar un gran camino en la máxima categoría. Ya se notaba que el cubano iba a marcar una etapa importante en nuestro básquet. En ese año, promedió 12.5 puntos (con 49.4% de efectividad en dobles), 10.6 rebotes, 1.5 tapas y 16.6 de valoración. Pero el verdadero salto de calidad del equipo se dio al año siguiente. Justiz fue reconocido como el mejor pivote de la temporada. El cubano registró números sumamente interesantes, con sus 14,1 tantos y 8,8 rebotes, además de 2,2 tapas por encuentro y un 53 por ciento en disparos de cancha, en 27,6 minutos por partido.

Su gran presente le valió ser convocado por San Lorenzo, que venía de ser campeón, buscando expandir su poderío en la máxima categoría. Con el Ciclón se consagró campeón de la Liga Nacional venciendo en la final a San Martín de Corrientes en la gran final. En la 17/18 tuvo una media de 11.8 puntos, (con 65.3% de efectividad en dobles), 6.9 rebotes, 1.6 tapas y 16.1 de valoración en 19 minutos en cancha. También se consagró en la Liga de las Américas 2018, donde fue el líder taponador del torneo.

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Y llegó la hora de dar el salto a Europa. Allí, fue fichado por el Zaragoza, donde tuvo actividad intermitente por las lesiones, que ya comenzaban a complicar. En 2020 llegó a disputar 16 partidos, y luego debió someterse a una operación en su rodilla, después de una lesión en su menisco. A partir de ahí, intentó por todos los medios volver a sumar minutos en cancha de manera regular. El 23 de mayo del 2021 su rodilla dijo basta. En ese momento, el cubano dio una conferencia de prensa para comunicar que el cuerpo médico veía imposible su vuelta: «Pero no quiero ponerme un punto final, voy a seguir intentándolo. Espero que inventen algo que me puedan poner. Tengo la ilusión y el sueño, pero la rodilla no está respondiendo como debe».

Pero hoy, desde el club rojo, llegó la confirmación que nadie quería: El adiós del cubano, que a sus 29 años, debe despedirse de este deporte, al menos en la rama de jugador. “Para mi carrera profesional es un punto y final. No para el baloncesto, pero sí como jugador. Ha sido una decisión no tan difícil porque los médicos ya me han dicho que la rodilla no iba a avanzar. Fue una decisión más de la rodilla que mía. Se invirtieron muchas horas y al final la rodilla no avanzó”,

Pero de alguna forma, su futuro seguirá ligado al baloncesto y al Zaragoza, ya que después de cuatro años como jugador, continuará viviendo en esa ciudad y se desempeñará como entrenador en las escuelas de formación. «Me matriculé en el curso de entrenadores para ver si puedo serlo algún día y estoy realizando prácticas con la Fundación, con el EBA, y espero escalar de nivel. Me siento cómodo con los chicos y ellos se sienten animados, eso también me ayuda». había declarado en la conferencia de prensa de enero de este año.