El básquet despertó a la mañana del viernes con una noticia que marcó un antes y un después en su historia. Gregg Popovich, legendario entrenador de los San Antonio Spurs, decidió dejar su cargo por temas de salud. El punto final a una trayectoria de 29 años que marcó a la NBA.

Lo de Popovich fue brillante desde todo punto de vista. Campeón en cinco oportunidades, fue el único entrenador de la historia en clasificar en 22 años consecutivos a los Playoffs. Además, líder de triunfos en fase regular (1422) y tercero en victorias de postemporada (170). Dirigió 2575 partidos, por mucho el mayor en ese rubro, y fue el coach del año en tres ocasiones (2003, 2012 y 2014).

Además, le abrió las puertas al básquetbol internacional mediante el éxito en su franquicia. Apostó por Manu Ginóbili en 1999, quien luego ganó cuatro títulos desde su arribo a la liga en 2003. Algo similar sucedió con Tony Parker, el francés que destacó desde 2001 e integró el tridente histórico junto a Tim Duncan, uno de los mejores profesionales de la historia.

Pero su aporte no termina ahí. Hizo de su trabajo la capacidad de potenciar a otros. Un eterno listado de jugadores y asistentes que trabajaron a su lado luego se dedicaron al básquet con un gran éxito. Steve Kerr, a quien dirigió en el campeonato del 2003, luego tomó las riendas de los Warriors campeones en 2015, 2017, 2018 y 2022. Becky Hammon, la primera asistente mujer en la NBA, ganó dos de los últimos tres títulos con Las Vegas Aces en la WNBA (2022 y 2023).

Una noticia que conmueve al mundo del deporte. El fin de una era para los Spurs. Mitch Johnson tendrá el durísimo desafío de ser el sucesor de, al menos, uno de los tres mejores entrenadores de la historia.