Draymond Green, como casi todo el mundo en EE UU, siguió con atención el estreno de los dos primeros episodios de The Last Dance, la serie documental que, en diez partes, ESPN ha empezado ya a emitir y que narra la epopeya final de los Bulls de Michael Jordan, el último baile: el anillo de la temporada 1997-98, el sexto en el segundo threepeat, y a la que siguió el final de una época: se retiró Jordan y se fueron de Chicago de un plumazo Pippen, Rodman, Kerr, Longley… y Phil Jackson.

Green (y habló después en el After Party de Uninterrumped) se sintió en parte reflejado. Él acaba de vivir el final de una dinastia: sus Warriors ganaron el anillo en 2015, perdieron el de 2016 tras sumar 73 triunfos en Regular Season (superando un reto legendario de los Bulls de Jordan, el 72-10), ficharon a Kevin Durant, arrasaron en 2017, repitieron en 2018… y se hundieron en 2019. Durant se fue a Brooklyn Nets después de que su lesión y la de Klay Thompson dejaron sin threepeat a los de la Bahía, que ahora buscan formas de reiniciarse tras una primera temporada nefasta en San Francisco (15-50 en el momento de la suspensión, el 11 de marzo). Una campaña en realidad de reseteo: Klay Thompson no ha jugado por su lesión de rodilla y Stephen Curry solo ha estado en 5 partidos por un problema en una muñeca.

«Definitivamente me sentí identificado», dijo Green (tres veces all star, y una Defensor del Año) sobre esa temporada 1997-98 de los Bulls y el final de etapa de la unión de KD y los Warriors. «La ironía es que además era después del vigésimo aniversario de esa de los Bulls. Y hay un vínculo muy grande, Steve Kerr, que es nuestro entrenador y jugaba en aquel equipo. Creo que Phil Jackson hizo una cosa muy buena. Asumió el problema enorme que había, el elefante en la sala. Si no lo hubiera hecho él, otros tendrían que haber lidiado con ello. Iba a venir en preguntas de la prensa, así que ya lo tenías hablado. Nuestra temporada fue un poco diferente porque era cuestión de contratos pero también de los jugadores en sí, no era necesariamente un problema de la franquicia».

Green no tuvo problemas en reconocer que el incierto futuro de Kevin Durant fue un problema desde el inicio de la temporada: «Kevin firmaba sus contratos temporada a temporada. Ese era nuestro elefante en la habitación. Y Steve trató de que lo tomáramos como una temporada, que la aprovecháramos sin mirar más allá. Pero estaba el final de contrato de Durant, el de Klay Thompson… y a mí se me metió en eso también aunque me quedaba un año más que a ellos. Este que estábamos jugando ahora. Así que por mucho que Steve nos dijera que disfrutáramos porque no sabíamos lo que estaba por venir, no terminaba de calar. Lo que hubiera hecho falta es que Kevin Durant dijera que hasta ahí llegaría todo y que fuéramos a por ello o al contrario, que no iba a ser así«.

Durante toda la temporada, los Warriors mantuvieron la esperanza de retener a Kevin Durant aunque los rumores nunca dejaron de situarle fuera de California, en una de las franquicias de Nueva York (acabó en los Nets). En noviembre, el propio Green se encaró con Durant, del que había sido íntimo amigo, en la cancha durante un partido contra los Clippers. Los comentarios en los medios sobre la ruptura de ese proyecto invencible eran ya constantes: «Al final no puedes no afrontar ese elefante en la habitación, ese problema que lo sobrevuela todo, porque las preguntas de los periodistas se sucedían cada día. Nos preguntaban a todas horas por nuestros contratos, y era por culpa de Kevin. Klay no paraba de decir que quería estar en los Warriors toda la vida. Que quería quedarse, que quería que siguiera el núcleo que lo había empezado todo. Yo decía lo mismo. Habíamos empezado algo, lo habíamos levantado y queríamos acabarlo. Y luego estaba Kevin diciendo que no sabía qué iba a hacer y que no importaba. Pero importaba. Porque él no era el único al que le estaban haciendo esas preguntas. Y claro, él era el último al que eso le importaba porque básicamente no decía nada. Básicamente mandaba callar a la prensa. Pero yo no lo hacía, yo hablaba y me veía envuelto en la misma conversación todo el rato. Y por eso ese problema permanecía constantemente en nuestro equipo al contrario de lo que consiguió Phil Jackson en los Bulls. Phil dijo que era el último baile y Jordan que sin Phil Jackson, él tampoco volvería. No tenían esas dudas y esos problemas, sabían que era el último año. Nosotros sí. Y Steve hizo lo mejor que pudo pero estaba allí, se nos había ido de las manos».

Green también reconoció que el equipo con Kevin Durant era mucho mejor que el de la temporada 2015-16, cuando ganaron 73 partidos pero perdieron las Finales contra los Cavaliers: «El equipo de 2018 habría ganado al de 2016 por 20 ó 25 puntos. Si los dos equipos hubieran jugado al máximo de concentración, el último habría ganado por 20. Era mucho mejor. Pero aquel de 2015-16 estaba siempre centrado al máximo, siempre estaba con el interruptor encendido. Perdimos nueve partidos. Es absurdo. Algunos simplemente porque no entraba ni un tiro. Aunque también ganábamos fallando mucho por nuestra defensa. El equipo de la 2017-18 era mucho mejor, pero precisamente por eso no estábamos siempre concentrados. En el primer año con Kevin, nos pasamos los primeros meses tratando de encajarlo todo. En Navidad perdimos con los Cavs y Kevin y Stephen Curry… no discutían pero era como si tuvieran que turnarse para tirar, no querían pisarse el protagonismo. Después de ese partido de Navidad, Kevin le dijo a Steph que tenía que ser él mismo, que no se preocupara por pasársela a él porque él encontraría la forma de meter sus puntos. Y ahí despegamos. En 2018 simplemente sabíamos que nadie podía ganarnos, así que no nos tomamos la Regular Season en serio. Había veces que decíamos ‘venga, vamos a por ellos’ y ese día ganábamos de 30. Pero muchas otras veces no lo hacíamos y ganábamos por inercia, porque éramos mejores que los demás. En 2016 peleábamos constantemente por todo lo que queríamos conseguir, íbamos a por todas».

Esa experiencia, y lo que empezó a ver en el documental de los Bulls, le dejó claro lo difícil que es repetir cuando ya has sido campeón: «Viendo el documental veo que eso no ha cambiado. Veo cosas que es como lo nuestro, solo cambian las caras y las camisetas. Es la misma mierda. Estoy aprendiendo más de Pippen que del propio Jordan. Obviamente Jordan es el referente, hemos escuchado sus historias durante años. Pero en este documental estoy aprendiendo más de Pippen. La lucha que supone intentar ganar una y otra vez. Hemos hablado mucho de que no te puedes relajar si tienes a alguien sometido. En 2016 los Cavs estaban fritos en el quinto partido. Llegaron muertos pero si ven un poco de esperanza, siguen adelante, encuentras motivos para pelear. También me encanta ver a Kerr en el documental, que ahora es mi entrenador. Veo cosas que él hace ahora y que hacía Phil Jackson, pero con su toque personal».

Nota: Diario AS.