Hoy en día ver a un jugador lanzar un libre desde abajo, o a lo Granny Style, es hasta considerado como una ofensa y no suele causar la mejor de las reacciones por parte de los que están dentro del campo de juego. Pero para los demás, quienes ven el juego desde las tribunas o desde sus casas, saben que un tiro así en la década de los ’60 y ’70 era un recurso más.

El gran referente de esta modalidad de tiro fue Rick Barry, la pieza fundamental de los Golden State Warriors para la obtención del título de 1975. En toda su carrera lanzó 6397 libres y convirtió 5713, un porcentaje del 89.3% de acierto. Pero no solo estuvo en la NBA, sino que también pasó por la ABA y su historia es más que interesante.

Barry pasó su etapa universitaria como jugador de la Universidad de Miami, en la cual es uno de los dos jugadores que tienen su dorsal retirado. Allí estuvo entre 1963 y 1965 y logró, en su último año, promediar unos increíbles 37.4 puntos y 18.3 rebotes, lo que le permitió ser el máximo anotador a nivel nacional.

Luego de esa gran temporada fue elegido en la segunda posición en el draft del 1965 por los Warriors, que por ese entonces todavía estaban en San Francisco. El primer año fue inmejorable: promedio de 25.7 puntos y 10.6 rebotes por juego para quedarse con el premio al mejor rookie del año. Ya en el segundo, elevó su media de anotación hasta 35.6 unidades, fue el MVP del All Star Game y llegó a las finales de la liga, donde cayeron con los 76ers.

Sin embargo, su experiencia en la liga no duró mucho, solo dos temporadas, ya que no logró un acuerdo económico con la dirigencia de la franquicia para continuar en el equipo. Para el inicio de la 1968/69 decidió pasarse a la otra liga que aún estaba en actividad: la ABA. El destino fue Oakland para jugar con los Oaks. Ahí estuvo un solo año pero le alcanzó para quedarse con el título promediando 34 tantos por encuentro.

Para la temporada siguiente fue traspasado a los Washington Caps, equipo en el que nunca terminó de hacer pie y que lo envió a los New York Nets. En el equipo de la Gran Manzana tampoco tuvo un buen nivel grupal y los resultados no fueron buenos, pero él siguió demostrando por qué era uno de los mejores anotadores de la liga promediando alrededor de 30 puntos por juego en todas las temporadas.

Luego de las experiencias vividas en la ABA, decidió regresar a la NBA y lo hizo en el equipo que lo había drafteado, los Warriors, que ya eran llamados Golden State. Ese año, el equipo de la bahía consiguió el título y Barry demostró, como no podía ser de otra manera, su gran nivel individual. Terminó la temporada promediando 30.6 puntos, 5.7 rebotes, 2.9 robos y un 90.4% en libres, liderando a la liga en estos últimos dos apartados. Por si fuera poco, se quedó con el MVP de las finales tras conseguir medias de 29.5 tantos, 5 asistencias y 3.5 robos en la barrida ante los Washington Bullets.

Luego de tres años más en los Warriors, para totalizar ocho a lo largo de toda su carrera, dejó a la franquicia gracias a la cual ya era una leyenda de la liga para pasar a representar a los Houston Rockets en la última etapa de su vida profesional. Allí tuvo un inconveniente a la hora de jugar y era que el dorsal 24, el que utilizó desde que llegó a la liga, había sido retirado por Moses Malone. Debido a esto pidió un permiso especial para utilizarlo pero partido al medio. ¿Cómo sería esto? Usaba el #2 en los partidos de local y el #4 en los de visitante, así podía mantener su número preferido siempre con él.

Tras su retiro de la actividad, decidió probar con la dirección técnica. Siempre en equipos de ligas menores, Barry tuvo malos resultados y duró poco en los distintos equipos por los que pasó, por lo que decidió cambiar de profesión y, como muchos otros ex basquetbolistas, probaron con los comentarios en transmisiones de partidos. Pasó por la CBS, TBS, acompañó las transmisiones de los Seattle SuperSonics y hasta formó parte del equipo de Sports Illustrated.

El 18 de marzo de 1988, su dorsal #24 fue retirado por los Warriors en agradecimiento a su gran aporte al tercer título de la franquicia. Su número se unió al de Al Attles (#16), Tom Meschery (#14) y Nate Thurmond (#42). Posteriormente, Golden State retiraría los de Wilt Chamberlain (#13) y Chris Mullin (#17).

En 2005, cuando su hijo Brent fue parte del plantel campeón de los Spurs, se conviertieron en el segundo par de padres e hijos en conseguir un título de la liga cada uno, uniéndose a los Guokas, Matt Sr. y Matt Jr. Luego de ellos le llegó el turno a los Walton, Bill y Luke, y los Thompson, Mychal y Klay, que lo logró precisamente con los Warriors 40 años después que Barry ganara el tercero de la franquicia.

Hace casi tres años, otro de sus hijos, Canyon, llegó a las primeras planas del básquet estadounidense pero no por ganar un título, sino por haber imitado a su padre al lanzar los libres como Rick. También lo hizo en su aparición en los juegos de Summer-League de la NBA y en los torneos de 3×3 en los que pudo representar a Estados Unidos. Pese a que pueda sonar ridículo, ese estilo de tiros libres les resultaba mucho más cómodo y los hacía ser más efectivos a ambos, tanto al padre como al hijo, y los dos terminaron adoptando esa modalidad por sobre la convencional.

Lo cierto es que no hay una única manera de lanzar libres y Rick Barry, y en parte su hijo Canyon, se hizo cargo de dejarlo en claro. A lo largo de toda su carrera metió una gran cantidad y eso le permitió quedarse tanto con un título de la NBA como de la ABA, algo que pocos pueden decir. Sin embargo, ese estilo ya casi no se ve y, cuando aparece, pueden pasar dos cosas: o que los rivales del lanzador se enojen, o que la pelota no entre y todo termine en risas y burlas. Cualquiera sea el resultado, lo cierto es que todos van a pensar en un solo hombre: Rick Barry.

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Nota: Emiliano Iriondo / Twitter: @emi_iriondo