El encuentro tuvo un arranque impreciso, donde Obras aprovechó las pocas respuestas del local para castigar con la energía de Joaquín Rodríguez, así como las salidas en contragolpe. El Xeneize se mostraba apresurado, con muchas imprecisiones y poca profundidad ofensiva. De la mano de Eloy Vargas encontró la opción de gol más confiable, pero le costaba mucho hacer llegar la pelota al aro, gracias a la congestión de su rival. A medida que pasaban los minutos, empezó a encontrar confianza desde el perímetro, dando vuelta la historia al cierre del primer parcial 15-14.



En el arranque del segundo cuarto, Boca sufrió una sequía ofensiva durante varios minutos, producto de los apresuramientos y la buena defensa del tachero, que logró cortar la línea de pases y presionar la primera línea ofensiva, de esta manera, aprovechaba de las contras de la mano de Stone (9 pts en la primera mitad). Pero fue el momento del bombazo para Boca; con Manu Buendía enchufado y Leonel Schattmann calentando la mano, el Xeneize comenzó a entrar en confianza. Con la Bombonerita explotada y el aliento de su publico, fue mejorando cada vez más, y se escapó a seis (30-24). Con un goleo repartido, los de Bernardo Murphy lograron achicar y ponerse a dos en el cierre del primer tiempo, 32 a 30.

A la vuelta de los vestuarios, comenzó el momento Barral del juego, con Pepo castigando al rival desde distintos sectores y con buenos rompimientos al canasto, fue quebrando la defensa local, que se mantenía en el marcador gracias a las salidas rápidas, pero volvía a luchar desde atrás como al comienzo del juego. Con juego rápido y pases extra, el tachero se escapó a cuatro. A puro bombazo (Buendía, Boccia y Romegialli), los de Gonzalo García lograron sacar la máxima de ocho (56-48).

El último cuarto fue absolutamente todo de Boca, que logró terminar de quebrar a su rival y ganarle al cansancio y la humedad, que a nada estuvo de ponerse un par de zapatillas y empezar a tirar al aro. Todos los que pisaron la cancha en el Xeneize cumplieron con el objetivo de aportar un granito de arena para esta victoria. El tachero intentó encontrar vías rápidas para acortar las distancias, pero los apresuramientos terminaron en pérdidas, que siempre fueron aprovechadas por su rival.