Rubén Magnano habló en UCU Radio a 15 años de lograr la medalla dorada con la Selección Argentina en los Juegos Olímpicos de Atenas 2004. Reviví la hazaña histórica a través de esta nota.

«No son cosas para olvidar, la gente se encarga de recordármelo. Sé que es el mes, pero no estoy pendiente de los días, como título es una caricia al alma siempre. Que el logro sea un trampolín para muchos jóvenes es muy importante».  

«Alejandro Montecchia me hizo una caricia enorme regalándome una réplica de la medalla de oro. Ahora, Hugo Sconochini me hace otra, y me hace muy bien que un jugador de tal nivel tenga un buen concepto de mi persona». 

«Sin la buena voluntad de los jugadores nada de esto hubiera sido posible. Esa fue una de las grandes virtudes que tuvieron cada una de las partes. Hubieron normas claras y reglas de comportamientos, después los objetivos mismos te movilizan a clasificar, pero sin esas normas y reglas es muy difícil tener una concepción clara. El respeto a los rivales es algo que también se construye y así se le ganó a Estados Unidos y a otros equipos en torneos oficiales». 

«Luis (Scola) ha manifestado respeto, no solo de jugador, si no de todo lo que le dá a la Selección sin la pelota en la mano. Hay una suma de sí para la Selección de parte de él siempre. Es un verdadero referente. Yo tuve la suerte como entrenador de tener a este tipo de personajes dentro de una selección, que no es poca cosa«. 

«Llegamos a Indianápolis con el desafío de estar entre los mejores 6 equipos y llegamos a la final. El sabor amargo por la forma en la que se perdió, nos lastimó realmente. Fue un punto de inflexión para nosotros, pero somos coherentes e hicimos un gran torneo, que se escapó. No nos olvidemos que somos argentinos, donde queremos que el éxito sea para ayer, pero hay que ser coherentes». 

«La estructura de los entrenadores y del básquet argentino se tiene que sentir extremadamente orgulloso por lo que sucede. Es algo de muchísima valía y tenemos que potenciarlo«. 

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