Si había algo que le faltaba a esta final entre Quimsa e Instituto, era un tiempo suplementario, y el mismo se hizo presente en la cuarta presentación de esta apasionante definición. En un partido que seguramente provocó más de un pre infarto en el Ángel Sandrín, La Gloria mantuvo la premisa de que el equipo que se lleva el primer juego se queda con el encuentro, con el plus que este resultado de 96 a 91, sirve para mantenerlo con vida en la Liga Nacional, llevando la historia de nuevo a Santiago del Estero, donde santiagueños y cordobeses se disputarán, mano a mano, el tan preciado trofeo de campeón.

Ya conociendo el resultado final, ese 30-11 que tuvo el primer cuarto parece casi irreal, pero no. Los dirigidos por Lucas Victoriano fueron un reloj en el inicio, con muchas manos anotadoras y una fluidez de juego que mostraban que no estaban dispuestos a dejar que la visita festeje en su casa. Con muchísimo trabajo y de a poco, la Fusión comenzó a reencontrarse con todo lo bueno que había hecho en el juego tres. Aumentó la efectividad, rotó mejor el balón y volvió a sacar provecho de las defensas colectivas para irse a los vestuarios con una desventaja de seis (44-38).

A la vuelta de los vestuarios, la historia volvió a comenzar. Con todo igualado en el marcador, el partido se volvió ajedrez, y cada ofensiva era una marca vital en el juego. Instituto siempre encontró en Romano y Gallizzi la confianza que empujaba al resto del plantel, mientras que Quimsa volvió a resurgir de todo lo bueno generado por Baralle desde la conducción. Pero a pesar de la paridad, parecía que el albirrojo siempre estaba un pasito por adelante.

Ya en el tiempo suplementario, La Gloria castigó en los momentos más importantes, secando a sus rivales en defensa y siendo efectivo desde la línea de libres. Con la explosión del público que volvió a colmar el Sandrín, Instituto celebró el desahogo del 96 a 91 final. Todo quedará para definirse en el quinto y definitivo encuentro.