Las finales de la NBA arrancaron este jueves con un juego brillante para los Boston Celtics. Los 17 veces campeones salieron a comerse la cancha, con un goleo más que repartido y un par de tareas brillantes de sus principales protagonistas. La vuelta de Porzingis fue la frutilla del postre. El letón había estado ausente desde abril; y su regreso fue en su máximo esplendor. Con el TD Garden completamente lleno, se adelantaron 1 a 0 con un contundente 107 a 89.

Un dominio casi total

Las finales de la NBA arrancaron en un contexto ideal para los Celtics. Los primeros minutos hubo una clara muestra de la idea del equipo de Mazzulla; la presión defensiva y los ataques rápidos. Les tomó un tiempito calibrar la mira después de algunos lanzamientos de tres puntos que mimosearon con el aro. Pero una vez que entró uno, el camino fue apareciendo ante sus ojos, y ninguno quiso salirse de esa línea.

La vuelta de Porzingis fue el complemento perfecto para esa dinámica. El letón había puesto en duda su plenitud física, pero nos animamos a decir que los verdes no querían demostrar todo lo bien que estaba. Anotó de todas las maneras: tiros de media distancia por encima de la marca, fintas que le abrían los caminos al aro, volcadas y lanzamientos perimetrales. Terminó con 18 en la primera mitad, haciendo vibrar al público que colmó el TD Garden.

Del otro lado, las pelotas seguían siendo número siete, pero a cada minuto parecía que peso iba aumentando. Luka e Irving tomaban la mayor parte de las responsabilidades ofensivas, pero poco podían hacer ante la defensa asfixiante de los Celtics. Castigaron en cada una de las chances que tuvieron, pero la distancia parecía no achicarse, y se mantenía por sobre la línea de las 20 unidades antes de irse al descanso largo, 42 a 63.

La vuelta de los vestuarios trajo la mejor versión de los visitantes. Los Mavs aprovecharon las pérdidas de los locales, castigaron con Doncic e Irving, logrando acercarse a ocho puntos, con muchísimo juego por delante. Pero fue el momento de máximo esplendor para Brown en ambos sectores de la cancha. Un par de tapones, más la posibilidad de sumar desde el costado ofensivo fue el punto final para este partido, que se terminó mucho antes de que el reloj llegue a cero.

La historia continuará el domingo, nuevamente en el TD Garden. Dallas tendrá mucho que corregir si quiere ir a casa con un partido ganado.

Nota: Ison Patoco | @isonpatoco
Foto: NBA