Petrovic fue drafteado por los Trail Blazers en 1986, desembarcó en Portland para la campaña 89/90 y jugó allí durante poco más de una temporada antes de exigir un intercambio en noviembre de 1990, producto de ver pocos minutos en cancha y una frustración creciente. El 23 de enero de 1991, como parte de un traspaso a tres bandas que incluyó a los Nuggets y los Nets, es que se vio la mejor versión del «genio de Sibenik» jugando para New Jersey, con promedios de 22.3 puntos y lanzando un 45 por ciento desde la línea de tres puntos durante aquella temporada 1992/1993.

En aquella ceremonia celebrada en el por aquel entonces Continental Airlines Arena, el espacio multiusos que en aquella época era la casa de los Nets, asistieron el comisionado de la NBA, David J. Stern, los excompañeros croatas de Petrovic, Dino Radja y Stojko Vrankovic, su padre Jole, su madre Biserka y su hermano Aleksandar.

Según contaba una crónica de la época del New York Times, «al retirar al No. 3 de Petrovic, la gerencia de los Nets mostró dos videos destacados, creó un fondo de becas a su nombre, entregó prendedores y tarjetas coleccionables de Petrovic a todos los presentes y le dio a la familia una placa que conmemora su selección la temporada pasada en el equipo All-National».

«Estoy aquí para hacer algo que esperaba hacer dentro de 10 años», dijo Willis Reed, vicepresidente ejecutivo y gerente general de los Nets, cuando la camiseta de Petrovic fue revelada en las vigas.

Petrovic, un jugador exquisito, estaba en camino a convertirse en una estrella en la NBA después de ser uno de los mejores jugadores de Europa cuando murió a la edad de 28 años en un accidente automovilístico el 7 de junio de 1993, a los 28 años.

Lo destacable, una vez más, es que a pesar del irremediable paso del tiempo, la leyenda y el legado de Drazen siguen vigentes.