En la previa, parecía un encuentro duro para el conjunto marplatense, que no contaría con Federico Marín (una lesión en la rodilla lo deja fuera de la competencia por, al menos, 45 días) ni con Al Thornton (segundo máximo goleador del equipo detrás del Olavarriense), por una molestia en un tobillo. En ese contexto, debía enfrentar a Comu, que tras el cambio de entrenador había mostrado una mejor versión de su juego, y llegaba con intenciones de mantener la racha positiva. Pero este Peñarol de los milagros lo hizo de nuevo, se hizo fuerte en la adversidad y, con un contundente 84 a 68, cosechó su cuarta victoria consecutiva, manteniéndose en puestos de playoff.



El dominio milrayitas ya se hizo presente en el primer cuarto, con un claro parcial de 20 a 9, los dirigidos por Leandro Ramella se dieron cuenta que no hay ausencia que logre vencer al equipo. Con una gran intensidad defensiva, cortando líneas de pases y complicando el camino al aro del rival, se adelantaron rápidamente en el marcador gracias al goleo repartido, pero liderado por Glass y Buemo. En el segundo parcial, los de Hernán Laginestra comenzaron a amigarse con el aro, atacando la zona, los de Mercedes lograron convertir 20 unidades, pero no encontraron las soluciones defensivas para disminuir el goleo local, que seguía rebozante de confianza, y se fueron al descanso largo 41-29.

A la vuelta de los vestuarios, parecía que Comu comenzaba a entender por donde pasaba el juego. Logró bajarle un poco el goleo a Peñarol, y se mantuvo con confianza en ofensiva. Con Guerra, Adams y Diez liderando las acciones, achicaron la distancia entre ambos, pero sin terminar de quebrar al rival. Y cuando no das el golpe final… Peña se vuelve a poner en juego; al grito de «Vamos, vamos los pibes», con Monacchi y Valinotti haciéndose cargo del equipo, los de Leandro Ramella terminaron de escribir la historia con final feliz. El mirayita volvió a crecer en la adversidad y se llevó su cuarta victoria de forma consecutiva.