Si una competencia profesional genera emoción, en la gran mayoría es por el campeonato. En pensar, por ejemplo, en nuestra Liga Argentina, que siendo campeón se puede acceder a la elite del básquet ascendiendo a la Liga Nacional.

La primera categoría es el sueño de muchos, pero para otros la emoción también pasa por otra competencia que es a la que ninguno aspira estar: el descenso.

En el pasado muchos dirigentes solo se preocupaban por armar equipos que se ajustaran a sus presupuestos, que les permitiesen navegar la competencia ganando en casa mas de los que se pudiesen perder y sobre todo, buscando dejar una buena imagen. Esta temporada después de una larga pausa esa visión terminó.

Este año con 34 equipos en Liga, se tomó una decisión interesante: descender a los equipos que ocupen la última plaza de cada conferencia al final de la ronda regular.

Por el Sur, el amenazado principal es Parque Sur de Concepción del Uruguay, mientras que por el Norte el que anda por el fondo es el debutante Sarmiento de Resistencia.

El equipo de Entre Rios no las ha tenido consigo desde la pasada temporada: muchas lesiones, bajos rendimientos de los refuerzos extranjeros, refuerzos que han hecho el trabajo pero que se fueron, cosas que no están en el plan de vuelo, pero que afectan a lo largo de casi 5 meses de competencia.

Ivan Paolazzi al inicio de la temporada nos había confesado: «Esta temporada espero tener un plantel más largo. Hay juveniles que vienen teniendo minutos». La apuesta no era fácil pero en octubre la alegría e ilusión parecían que el sueño podía ser real: arranque de 3-2 con 3 victorias en fila en casa ante Hispano, Pilar y Estudiantes.

Teniendo en cuenta que en el debut perdieron ante Zarate muy abierto, pero la derrota ante Lanus en casa había sido peleada hasta el último minuto.

Con un Taurus Adams que parecía ser el jugador que con Valentin Lofrano cargarían con la historia reciente y los llevarían a tener un año distinto.

Las cosas se esfumaron, de pronto empezaron a caer las lesiones, las derrotas empezaron a llegar, el no regreso de Adams después de las fiestas que había sido su clave ofensiva fue una ausencia difícil de sustituir, y un fatídico clásico ante Rocamora el 13 de noviembre son varios de los elementos que han tacleado las aspiraciones del equipo.

Un record de 1-18 desde ese clásico, han sido la cruz que no ha podido levantar el cuadro y el ver la tabla a falta de 8 juegos para terminar la ronda regular empieza a generar dudas.

Le restan 4 juegos en casa, 4 en la carretera con la oportunidad de verse en una oportunidad con su rival directo: Estudiantes de Concordia. En casa ante Zarate, Rocamora, Villa Mitre y Pergamino; mientras que de visita se verán con Deportivo Viedma, Villa Mitre, Hispano y Estudiantes.

La mayor complicación obviamente, es que no pasa solo por ganar, pasa por ganar y combinarlo con derrotas de Estudiantes, cosa que parece complicada.

Por su parte los dirigidos por Fernando Malara, las cosas no le lucen tan complejas: ha mejorado en ritmo y en juego ganándole a Ciclista y Pilar en sus últimos cotejos. Tienes 2-8 en sus últimos 10 y están teniendo grandes actuaciones de figuras como las de Matias Alluchon o Alvaro Yarza.

El calendario de Estudiantes pasa por salir de visita en 6 juegos y recibir en casa 4. Son dos juegos mas pero la tabla de posiciones tiene a los de Concordia con 7-15 mientras los de Concepción del Uruguay andan con record de 4-20.

Muy difícil el camino para el cuadro de Parque Sur, pero mientras hayan ganas y profesionalismo van a seguir luchando hasta el ultimo dia de temporada por evitar la perdida de la categoría, cosa que duele mucho por la gran mistica y calidad que le imprimen los chicos de El Gigante una cancha que esperemos pronto pueda vivir mejores momentos.

Artículo: Roberto S. Dorta | Balón Al Aire