Cuando uno menciona a la NBA, en todas partes del mundo hay dos nombres que suenan casi de inmediato: Celtics y Lakers. Las dos franquicias más ganadoras en la historia de la competición escribieron decenas de capítulos gracias a sus enfrentamientos, en su mayoría luchando en finales por el título, y protagonizaron uno que se cerró un día como hoy pero de 2008.
Así como fueron los grandes protagonistas de estas batallas, también hay que mencionar que en la historia reciente los Celtics se estaban quedando atrás en comparación con la de los Lakers, que habian conquistado un three-peat a comienzos del siglo XXI. El elenco de Boston llevaba más de 20 años, desde 1986, sin ponerse el anillo de campeón y en la temporada 2006/07 parecía que habían tocado fondo.
¿Por qué? Porque en temporada regular ganaron solo 24 partidos y perdieron 58, una verdadera decepción que en cualquier otro equipo de los denominados «grandes» podría haber significado la renuncia de su entrenador, Doc Rivers. Sin embargo, el actual director técnico de los Clippers no se rindió y siguió en el equipo para poder llevarlo nuevamente a los primeros planos.
Y así fue, el equipo que venía de una campaña para el olvido se supo reponer de semajante golpe en la temporada regular de la 2006/07 y, a base de una defensa impenetrable y un ataque bien repartido entre tres grandes protagonistas, conformado por un big-three espectacular integrado por Paul Pierce, Kevin Garnett y Ray Allen, lograron llegar hasta las 66 victorias y 16 derrotas. Pasar de 24 a 66, ese incremento de 42 triunfos de una temporada a otra, es la máxima recuperación en la historia de la liga.
Con ese balance, los Celtics se aseguraron la ventaja de localía en todas y cada una de las rondas que disputaron, ya que también terminaron por encima de los Lakers, que finalizaron la primera fase liderando en el Oeste con 57 y 25. Y vaya si fue clave para los de Rivers definir en casa, ya que en cuartos y semifinales de conferencia, ante Atlanta y Cleveland respectivamente, tuvieron que sufrir hasta el séptimo juego en ambas oportunidades.
Fue justamente en el último juego ante los Cavaliers que se vio uno de los mejores enfrentamientos en cancha entre dos de los mejores jugadores de la temporada. Con un despliegue espectacular de Paul Pierce y LeBron James, ambos jugadores terminaron con más de 40 puntos cada uno en la victoria por 97 a 92 de Boston. «The truth» cerró la noche con 41 tantos y cinco asistencias, mientras que el hoy alero de los Lakers lo hizo con 45 unidades y seis pases de gol.
En la final por el título del Este, Boston pudo relajarse un poco antes ya que vencieron a los Pistons por 4 a 2 y lograron cerrar la serie en el sexto juego para clasificar a las finales por vigésima vez en su historia, en la que enfrentarían a su máximo rival, los Lakers. Puede resultar curioso, pero el equipo que solo había caído en 16 de los 82 juegos de temporada regular, ya llevaba ocho derrotas en las primeras tres rondas de postemporada, y todas jugando fuera de casa.
Celtics-Lakers es la mayor rivalidad en la historia de la NBA. Entre ambos se repartieron el protagonismo a lo largo de los años y, hablando particularmente de las finales, previo a esta definición se habían cruzado en diez oportunidades en el ocaso de la temporada, todas entre 1959 (los Lakers estaban todavía en Minneapolis) y 1987. El historial beneficiaba a los celtas por 8 a 2, pero el último par se lo habían quedado los angelinos.
Estas finales, como no podía ser de otra manera, iban a estar repletas de hechos históricos. Sin ir más lejos, ya desde el arranque se dieron algunos sucesos que le agregarían el drama que merecía una definición entre estos equipos: Paul Pierce sufrió un golpe en su rodilla derecha cuando cayó tras intentar tapar un tiro de Kobe Bryant. Fue llevado en silla de ruedas hasta el vestuario y, al rato, apareció nuevamente en el campo de juego para liderar a los suyos a la victoria. Pese a que años más tarde confirmó que en verdad necesitaba ir al baño, por eso fue retirado por el cuerpo médico, esta situación le agregó un poco de suspenso al primer juego.
On this date 10 years ago, Paul Pierce's "Wheelchair Game" made its mark on the Celtics-Lakers rivalry. pic.twitter.com/h8jFq7IBeC
— ESPN (@espn) June 5, 2018
La serie mantuvo su intensidad en los juegos siguientes, pasando por el cuarto en el que los Celtics lograron ganar en el Staples Center para ponerse 3-1, a un paso del título. En esa oportunidad, el equipo local llegó a liderar por 24 puntos a mitad del segundo cuarto (45-21), pero gracias a la buena labor de todo el equipo visitante lograron encarrilar el tren en los minutos posteriores para terminar llevándose el triunfo por 97 a 91.
Los Lakers ganaron el quinto en su casa para llevar la definición de regreso a Boston, pero la historia estaba prácticamente definida y así lo demostraron en el último punto. Lo que nadie sabía era que se iba a dar una de las finales más desparejas de todos los tiempos y más teniendo en cuenta que eran los dos mejores equipos de la temporada. Los Celtics ganaron 131 a 92, con una diferencia de 39 puntos en el marcador, siendo la segunda más grande en la historia de las finales, quedando en segundo lugar atrás de los 42 de los Bulls a los Jazz en 1998.
Esa noche brillaron Kevin Garnett y Ray Allen, con 26 puntos cada uno, seguidos por los 21 de Rajon Rondo y 17 de Paul Pierce. Del otro lado, los dirigidos por Phil Jackson no pudieron hacer frente a los de Rivers y no alcanzó la buena actuación de Kobe, que terminó con 22 unidades, acompañado de las 14 de Odom y 11 de Pau Gasol.
Paul Pierce se terminó llevando el premio al MVP de las finales gracias a sus promedios de 21,8 puntos (43,2% en tiros de campo y 39,7% en triples), 6,3 asistencias y 4,5 rebotes. De todas maneras, fue también muy importante el aporte de Ray Allen, que llegó a los 20,3 tantos y 5 recobres, o lo hecho por Kevin Garnett, quien llegaba de los Timberwolves para luchar por el título y en la final alcanzó un doble doble de 18,2 unidades y 13 rebotes de promedio.
Sí, suena increíble que los Celtics no ganaron un título en los últimos 12 años, pero con tantos hechos históricos en esa temporada en particular parece que hubiera sido hace menos tiempo esa consagración. Es cierto, en el medio tuvieron la posibilidad de volver a levantar el trofeo, como en 2010 cuando cayeron en las finales con los Lakers o en 2017 y 2018 cuando fueron eliminados en las finales de conferencia, pero ya eran chances menos concretas de quedarse con el título.
Por lo pronto, de la mano de Brad Stevens, el equipo de Boston está logrando mantener a la franquicia entre los primeros planos con un equipo por demás competitivo. Con una buena base joven liderada por Jayson Tatum, Marcus Smart y Jaylen Brown, los Celtics pueden soñar en grande y, si logran algunas buenas contrataciones en los próximos mercados, podrían romper esta racha que hoy llega a los 12 años sin títulos. Por lo pronto, solo se pueden recordar las grandes hazañas de uno de los mejores campeones del siglo.
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Nota: Emiliano Iriondo | Twitter: @emi_iriondo