Tras la disputa entre los hermanos Buss por el control del equipo en 2017, que llevó a la contratación de Magic Johnson como Presidente de Operaciones, las cosas parecían ir relativamente bien. La despedida de Kobe Bryant forzaba a la franquicia a reconstruirse a base de buenas selecciones en el Draft, intentando acompañar a sus jóvenes proyectos con algún experimentado que los apuntalara en su desarrollo. Y así es como empieza el derrumbe.



La llegada de Lebron James en la agencia libre de 2018 trajo la esperanza de ver nacer una nueva dinastía. Y también el pesimismo de saber que, allá donde va, arma y desarma equipos a su antojo, y los resultados no son siempre favorables a la franquicia.

Seamos justos, tampoco la culpa puede recaer sobre Lebron al 100%. La decisión de hipotecar el futuro del equipo en pro del trade de Anthony Davis debería contarse entre las diez peores decisiones de la historia. No por Davis, a quien el físico le viene jugando una mala pasada y solo llegamos a verlo en condiciones óptimas durante la burbuja de Orlando, sino por la cantidad de jugadores jóvenes y picks que se entregaron en el intercambio.

Está claro que no había otro modo y que, de seguir en Los Ángeles, no habríamos llegado a ver nunca las versiones actuales de Ingram y Lonzo Ball, pero el movimiento ayudó a la sangría que padece hoy el equipo.

Los movimientos de la agencia libre pre pandemia empezaron a dar la pauta de la forma en que la gerencia actual iba a moverse. La pasividad en las negociaciones evidenciada en el intento de contratación de Kawhi Leonard se convirtió en la marca de agua de una dirigencia más abocada a satisfacer las necesidades de Lebron, que en obtener logros deportivos.

La burbuja significó una especie de oasis. Si bien en los partidos iniciales se mostraron las mismas falencias ofensivas que vemos hoy, con un estilo de juego tirando a desconcertante, la carrera por campeonato fue alucinante. La combinación entre la potencia de Lebron, el altísimo nivel de Anthony Davis y un inteligentísimo Rajon Rondo trajeron a la franquicia el esperado anillo 17 y, por momentos, la esperanza de que los Lakers habían dejado de jugar mal.

Pero no todo lo que reluce es oro y la 2020/2021 encontró a los Lakers con un equipo lleno de nombres estadísticamente apropiados, aunque incompatibles desde lo deportivo. Montrezl Harrell y Dennis Schroder venían de hacer buenas temporadas con los Clippers y Oklahoma City respectivamente y las expectativas eran altas. Lo cierto es que, otra vez, fueron solo expectativas: la permanencia entre los equipos con mejor defensive rating no fue suficiente para contrarrestar el descenso en ofensiva, y la combinación de ambos factores implosionó dejando a Lebron fuera de Playoffs en primera ronda por primera vez en su carrera.

Y acá es en donde empiezan las preguntas. ¿Lebron aprendió que elegir con quién jugar es negativo en lo deportivo? No. ¿La dirigencia se volvió activa? Apenas. La contratación de Russell Westbrook es el mejor exponente de la relación asimétrica entre los deseos de uno y otro. Lebron quiere, Pelinka contrata escudándose en estadísticas. Y el equipo pierde.

Los resultados están a la vista. Jugadores incompatibles, malas decisiones ofensivas, una estructura defensiva que es apenas la sombra de lo que se espera de Frank Vogel, debilidad en el banco para tomar decisiones difíciles a la hora de sentar un jugador… y la lista sigue.
Son incontables las falencias deportivas de este equipo que parece olvidarse que Lebron puede darlo todo (y lo está haciendo, de hecho), pero no puede ganar partidos en solitario.

Llegamos a la pausa del All Star Game sin traspasos, con rumores que señalan que Rob Pelinka (actual GM) otra vez tiene asientos en primera fila para disfrutar de la temporada de buyouts como espectador y, otra vez, las preguntas. ¿Pelinka entiende que es el presidente de operaciones de la franquicia más poderosa de la NBA? ¿Veremos alguna vez a Jeanie Buss tomar decisiones con la misma firmeza con que peleó cuando sus hermanos querían sacarla del medio? ¿Volverán los Lakers alguna vez a ser un equipo más digno de su historia que del club de amigos de Lebron?.

La trama se repite como si fuera una serie de bajo presupuesto. Pasó en Miami Heat, pasó en Cleveland Cavaliers, y ahora los Lakers están al borde del precipicio también. Es tiempo de empezar a tomar decisiones que le devuelvan a la franquicia el brillo que merece.

Autora: Paz Fattori | Twitter: @txxapu